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Hans Holbein, el Viejo, fue un pintor alemán activo durante la primera mitad del siglo XVI, y padre de Hans Holbein, el Joven, con quién colaboró en varios proyectos. Su obra más importante fue la decoración del altar de la catedral de Augsburgo, del que desgraciadamente nos han llegado muy pocas piezas. En su obra se evidencia su interés por captar los rasgos físicos de los personajes, como nos muestran los dibujos que de él se han conservado; no obstante el género del retrato no es el más abundante en su producción. Esta pareja de óleos ha sido objeto de controversia debido a la fecha de ejecución, a la composición y a la identidad de los retratados. Debido a la disposición de la mujer a la izquierda, algo poco usual, y a la diferente proporción de los personajes, se evaluó la posibilidad de que fueran cuadros independientes. Sin embargo Isolde Lübbeke tras un minucioso estudio, consideró que las dos obras se ejecutaron en la etapa de madurez del artista y citó asimismo otros ejemplos de parejas de retratos con esta misma composición. La figura femenina aparece de perfil, recortando su silueta sobre el fondo oscuro que a su vez resalta la carnación de su rostro. En cuanto al retrato masculino, Holbein ha optado por representarlo de tres cuartos y ocupando casi toda la superficie del cuadro. En ambos óleos el pintor ha resaltado con realismo las características fisonómicas de los protagonistas.

Siglo XVIs. XVI - Pintura germánicaPinturaÓleotabla
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