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Friedrich Stowasser, un personaje extravagante nacido en Viena y conocido por el nombre artístico de Hundertwasser, se autodenominaba pintor literario y decorativo, y eso es precisamente lo que fue. Más conocido por su arquitectura que por sus pinturas o esculturas, su obra, insólita y excéntrica, que responde a un esquema orgánico más que geométrico, se aleja de cualquier tendencia de su época, aunque deriva directamente de la tradición decorativa de la ornamentación vienesa del Jugendstil y de la pintura de Gustav Klimt.

Sol y luna. Los aztecas, de 1966, es un ejemplo de su peculiar estilo pictórico abstracto y decorativo, que se nutre de una personal filosofía vital, según la cual el arte es el camino hacia una nueva forma de progreso. Desde la distancia parece una composición abstracta plana, muy colorista, dominada por círculos y espirales, pero según nos acercamos podemos ir reconociendo alguna alusión figurativa. Para el artista, la espiral podía ser símbolo del nacimiento, del movimiento, del comienzo o del final, aunque, al margen de cualquier significado, resultaba ser una forma muy adecuada para ser utilizada como motivo decorativo. Al igual que ocurre en la mayor parte de sus pinturas, el título de esta obra es una mera ocurrencia del artista que, aunque responde a un motivo relativo al mundo exterior, nada tiene que ver con lo representado.

Paloma Alarcó

Siglo XXs. XX - Abstracción en la posguerra europeaPinturaTécnica mixta
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