La Virgen y el Niño, con santa Inés en un paisaje
Pietro degli Ingannati es un pintor procedente del Véneto que está documentado en Venecia en la primera mitad del siglo XVI. Su vida y su personalidad, confundidas a veces con las de Francesco Bissolo, han ido reconstruyéndose a partir de los estudios de Adolfo Venturi, Bernard Berenson y Paola Caccialupi, que en su trabajo de 1978 incluyó una biografía. Berenson le atribuyó más de una treintena de obras en las que se perfilan características significativas, presentes en esta tabla de la colección Thyssen-Bornemisza.
En la producción de Pietro degli Ingannati se detecta una fuerte dependencia de los trabajos de Giovanni Bellini, especialmente en la fisonomía de los rostros, en el color y en las composiciones. Aunque también nuestro pintor añade a su estilo influencias de Lazzaro Bastiani, Benedetto Diana, Vicenzo Catena y de los últimos años de Palma el Viejo (1479/1480-1528). Sus primeras pinturas conocidas están datadas en la década de 1500, y las últimas, a finales de los años cuarenta, entre ellas una Sagrada Familia con san Juan Bautista y santa Catalina, fechada en 1548 y que estuvo registrada en la colección Sellar de Londres.
La atribución de esta tabla a Pietro degli Ingannati, recogida en los catálogos desde 1937, se debe a Georg Gronau y a un informe suyo, fechado en mayo de 1934, año en que la pintura se incorporó a la Colección. Gronau comentó su vinculación con la producción de Giovanni Bellini, concretamente con obras tardías del maestro veneciano que Ingannati pudo tomar como ejemplo. Posteriormente, Bernard Berenson, en su estudio sobre la pintura italiana del Renacimiento, incluyó el óleo en el listado del pintor.
El artista coloca a la Virgen María, sentada, con el Niño en sus rodillas, en un plano superior al de la santa y desplazada a nuestra derecha. La figura femenina de la izquierda, que se ha identificado en los catálogos de la colección con santa Inés, no porta, sin embargo, ninguno de los atributos tradicionales que nos permitirían identificarla con seguridad, ya que tan sólo sostiene una palma en alusión al martirio. Esta pintura, como señaló Gronau, debe mucho a Giovanni Bellini: el formato apaisado donde se disponen las figuras de medio cuerpo, la organización de las mismas y el paisaje de fondo nos recuerdan sus Sacre Conversazioni, aunque aquí la vista que sirve de marco se encuentra muy simplificada.
En el Art Museum de Portland (Oregón) se conserva una pintura, firmada por el artista en un murete, que representa el Retrato de una muchacha como una mártir. Esta figura, aislada, es casi exacta a la de nuestra tabla. Las pocas divergencias que encontramos se circunscriben al estampado del traje, al rostro, de facciones más anchas, y a los rizos que enmarcan su faz. Sin embargo, la gran diferencia con esta obra de Portland se sitúa en el fondo, donde Ingannati ha diseñado una ciudad.
Mar Borobia