Días de verano
Aunque suele vincularse al pintor George Inness con la Escuela del río Hudson, tras su viaje por Francia e Italia a principios de la década de 1850 sus paisajes se alejaron de la estética sublime marcada por Thomas Cole y se volvieron más sutiles e intimistas. Días de verano, titulado en ocasiones Ganado bebiendo, sintetiza de forma eficaz poesía y realidad. Más que la exaltación de la grandiosidad de la naturaleza, Inness armoniza una representación ideal con un encuentro real con la naturaleza.
Se aprecia claramente la huella que dejaron en el artista los paisajes italianos de Claudio de Lorena y la pintura de los artistas de la Escuela de Barbizon, quienes le enseñarían a pintar al aire libre y a combinar, en perfecta armonía, conocimiento y sentimiento. Ahora bien, como señala Barbara Novak, en esta obra, fechada en 1857, «el plenairismo de Inness está todavía más relacionado con el “detalle” de la Escuela del río Hudson que con el “efecto” de la Escuela de Barbizon»1. Así, como señala la historiadora americana, la gran roca situada a la derecha de la composición parece haber sido arrojada desde un paisaje real en medio de una composición claudiana.
Por otra parte, en la factura utilizada tanto en las nubes enrojecidas como en las flores del campo, se pueden apreciar los primeros síntomas de la transformación que se avecina en su obra. En 1884, Inness escribía en una carta a Ripley Hitchcock: «Mucho antes de haber oído hablar de impresionismo, yo estaba convencido, según una ley no escrita, de lo que podría llamarse una impresión de la naturaleza».
Paloma Alarcó