Wassily Kandinsky
Pintor de origen ruso, Wassily Kandinsky fue uno de los iniciadores del arte abstracto del siglo XX. Tomó clases de música y dibujo antes de ir a la Universidad de Moscú a estudiar Derecho y Economía, donde, tras licenciarse, en 1892, comenzó a impartir clases. En 1895 visitó la exposición de impresionismo francés y quedó fascinado por una obra de la serie de los almiares de Claude Monet. Un año más tarde Kandinsky decidió abandonar su profesión y dedicarse por completo a la pintura. Se dirigió a Múnich, entonces un reputado centro artístico, donde estudió en la academia del pintor Anton Azˇbé y más tarde en la Akademie der Bildenden Künste. En 1901 participó en la fundación de Phalanx, asociación que organizó exposiciones y formó una escuela de arte. Allí conoció a la pintora Gabriele Münter, que se convertiría en su amante y colaboradora los años siguientes y junto a la que viajó por Europa y Túnez en 1904. Posteriormente se instaló en París entre 1906 y 1907.
La lectura de los escritos de Wilhelm Worringer en 1909 y la música de su contemporáneo Arnold Schönberg le llevaron a un creciente interés por el arte no-objetivo. Kandinsky estaba preocupado por el materialismo del mundo moderno y veía en la abstracción una vía de liberación del hombre. Fue miembro fundador de la Neue Künstlervereinigung, donde conoció a Franz Marc. Junto a él abandonaría posteriormente este grupo para, en 1911, comenzar a publicar juntos el almanaque Der Blaue Reiter (El Jinete Azul), en torno al cual se aglutinó un variado grupo de artistas. En sus páginas, Kandinsky propugnaba una función mística para el arte, un arte no-objetivo que respondiera no a un reflejo de las apariencias, sino a la fuerza interior del artista. Sus escritos, entre los que destacan De lo espiritual en el arte (1912) o Punto y línea sobre el plano (1926), sirvieron para difundir sus ideas.
En 1914 regresó a Moscú, donde llevó a cabo una importante labor como miembro del Comisariado de Educación Popular. Al imponerse el realismo socialista como estética dominante, Kandinsky regresó a Alemania, donde se convirtió en uno de los más importantes colaboradores de la Bauhaus de Weimar, al tiempo que su pintura se contagiaba de la tendencia geométrica de esta escuela. Con la llegada al poder de Hitler en 1933 y el consiguiente cierre de la Bauhaus, Kandinsky huyó a París y se instaló en las afueras, en Neuilly-sur-Seine, donde su pintura recuperó la abstracción más libre de sus primeros años.