La rendición de los rebeldes sicilianos a Antonio de Moncada en 1411
La colaboración entre pintores en los Países Bajos fue hecho habitual en su comunidad artística. La especialización que se había producido en la pintura con unos géneros que, durante este siglo XVII, adquieren su independencia, propició estas asociaciones entre dos o más pintores, aunque de esta organización y división del trabajo existen ya ejemplos relevantes en la centuria anterior.
Los cobres del Museo son el resultado de la cooperación entre dos pintores que, en esta ocasión, firmaron ambos sus trabajos. Se trata de David Teniers II, que realizó las escenas con las figuras, y de Jan van Kessel I, especializado en naturalezas muertas con flores, insectos y animales, que ejecutó las decorativas orlas que enmarcan los dos episodios. En el caso de Teniers, estas dos pinturas constituyen un referente interesante que nos permite apreciar cómo el artista abordó un tema, el histórico, poco frecuente en su carrera. Teniers II y Kessel I colaboraron en otras ocasiones.
Estos óleos, junto con el resto de la serie a la que pertenecen, pudieron ser encargados por dos miembros de la familia Moncada: Luis Guillermo de Moncada o su hermano, Ignacio de Moncada, como regalo de bodas para el enlace de Fernando de Aragón y Moncada, heredero de los títulos de la familia, con María Teresa Fajardo de Mendoza y Rivera. Las pinturas permanecieron entre los herederos de esta familia hasta 1870, fecha en la que fueron subastados en París. Hasta llegar a la colección Thyssen-Bornemisza, las dos escenas pasaron por dos marchantes en París, por una colección privada, una subasta en Nueva York y por la galería de Múnich de Xaver Scheidwimmer, donde fueron adquiridas para la colección de Villa Favorita.
Los dos cobres pertenecen a un ciclo de veinte obras que narran las hazañas de dos hermanos, nobles sicilianos, de origen español: Guillermo Ramón Moncada y Antonio Moncada. Al primero se le dedican doce episodios de la serie, que realizaron Willem van Herp —que pintó seis—, Luigi Primo il Gentile —que hizo cinco— y Adam Frans van der Meulen —que ejecutó uno—. A Antonio de Moncada se le adjudican las ocho pinturas restantes de la serie, que fueron encargadas a David Teniers II y que se ejecutaron un poco después de la primera parte de la serie. Jan van Kessel fue el encargado de decorar con cenefas estos veinte episodios relacionados con los hermanos Moncada. Los episodios de estos cobres, protagonizados por estos dos miembros de la familia, tuvieron lugar en Sicilia entre finales del siglo XIV y principios del xv. Las pinturas están ejecutadas con una estructura similar a la de los cartones de los tapices; a este respecto sabemos que seis composiciones del grupo dedicado a Guillermo Ramón Moncada sirvieron precisamente para este cometido, siendo tejidas en Flandes.
En la primera escena del Museo, Antonio de Moncada, tras vencer a los rebeldes, representados por los tres hombres arrodillados en primer término, recibe de éstos, en acto simbólico, las llaves de la ciudad, que porta en una bandeja un niño. Antonio de Moncada, con armadura de gala y empuñando el bastón de capitán general en una mano, acepta el presente bajo un rico palio azul. Teniers II, que completa la escena con militares vestidos con llamativas armaduras, emplea dos focos de luz, uno al fondo de la escena donde emplaza a varios grupos y que describe un recinto de inspiración clásica, y otro iluminando, también desde la izquierda, el tema principal. Van Kessel I organiza su orla con seis angelitos juguetones que o bien sostienen una copa con vino, flores o coronas o bien se columpian de grandes lazos. Los instrumentos musicales, las piezas sueltas de armaduras, las flores y dos conciertos de aves exóticas en la zona superior encuadran brillantemente el episodio histórico. La segunda pintura, que en la secuencia histórica antecedería al episodio de las llaves, corresponde a la entrega del bastón de capitán general por la reina Blanca a Antonio de Moncada. Como en el caso anterior, la escena transcurre en un interior, con la diferencia de que en este solemne acontecimiento se han reunido, delante del trono de la reina, un nutrido número de dignatarios y prelados que son testigos del suceso. En este caso, Van Kessel I ha decorado su guirnalda, además de con los putti, con numerosos accesorios e instrumentos en relación con la guerra, como son los escudos, las lanzas, espadas, flechas y estandartes, así como con algunos instrumentos musicales, como los tambores o las trompetas. Van Kessel I ha enmarcado lateralmente la escena con pilastras y bustos, simbolizando la Justicia y la Liberalitas regis.
Los cobres restantes que completarían la serie dedicada a los hermanos Moncada se encuentran repartidos entre colecciones privadas y los descendientes del marqués de Villafranca.
Mar Borobia