Junkerboden bajo la nieve
“Kirchner fue el primer pintor después de Hodler en pintar las montañas de manera diferente”1, escribió en 1927 el crítico Louis de Marsalle. Con estas palabras, escritas por el propio artista haciendo uso de un pseudónimo, Kirchner se reconocía a sí mismo como renovador de una larga tradición pictórica que, desde el Romanticismo, había convertido la monumentalidad de los Alpes en tema central del discurso cultural tanto suizo como alemán.
El pintor, que había visitado Davos por primera vez en 1917 con el objetivo de recuperar su salud física y mental, decidió poco después instalarse allí para siempre. Las montañas que lo rodeaban, así como sus habitantes, se convirtieron en inspiración de muchas de sus obras y reemplazaron sus anteriores reflexiones sobre la gran metrópolis.
En Junkerboden bajo la nieve, una obra que se encontró en el taller tras su muerte, Kirchner representó una pequeña explanada a los pies del Rinerhorn que había sido objeto de sus pinceles desde 1919 en varias ocasiones. La firma en la esquina superior derecha, realizada probablemente por su pareja Erna Schilling tras su fallecimiento, y la apariencia inacabada del campo nevado que ocupa la mitad inferior del lienzo, han llevado a pensar que se trata de una de sus últimas pinturas.
1 “Kirchner was the first painter since Hodler to depict the mountains in a new way”