Carl Leo Schmidt
Kokoschka comenzó a pintar retratos en su juventud de forma totalmente autodidacta. Desde un primer momento, el joven artista aplicó a este género su personal fórmula de representación de la psicología humana, en la que el parecido físico se subordina a la captación de los sentimientos del modelo. Como él mismo confesaba en su diario, «a partir del rostro, del juego de expresiones y de gestos, trataba de intuir la verdad sobre una persona recreando con mi propio lenguaje pictórico lo que sobreviviría en el recuerdo».
Los retratos de Carl Leo Schmidt (1911) -de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza- y el de Max Schmidt (1914) -perteneciente a la colección permanente del Museo Thyssen-Bornemisza-, son dos de las tres partes en que fue recortado el Triple retrato de los hermanos Schmidt en los años 1950 (el retrato del tercero de los hermanos, Hugo, se da por desaparecido). Ejecutados con una técnica muy fluida, de trazos violentos y colores muy restringidos, estas obras pertenecen al conjunto de retratos psicológicos que Kokoschka pintó entre 1909 y 1914, que constituyen una de las más importantes aportaciones al retrato moderno.
Los hermanos Schmidt eran propietarios de la casa de decoración Friedrich Otto Schmidt, fundada en Viena en 1854, y que todavía existe en la actualidad. El arquitecto vienés Adolf Loos, el principal mentor de Kokoschka en sus comienzos artísticos, colaboraba en ocasiones como asesor y diseñador de esta firma, y, como apunta Peter Vergo, fue él quien consiguió este encargo para Kokoschka, en 1911. Según se lee en las inscripciones de la parte inferior, el cuadro original fue ejecutado en dos fases diferentes y cada uno de los tres personajes fueron pintados por separado. Los abocetados retratos de Carl Leo (derecha) y Hugo (izquierda), fechados en 1911, se realizaron el mismo día, por la mañana y por la tarde, según testimonian las palabras situadas debajo de los retratados: «Vormittag» (mañana) y «Nachmittag» (tarde), pero, por algún motivo desconocido, fueron abandonados sin terminar. El retrato de Max, la parte central del cuadro y el único que está terminado, fue pintado tres años más tarde, el 20 de marzo de 1914, tal y como reza la inscripción bajo el personaje.
Carl Leo Schmidt, el más joven de los tres hermanos, nacido en Viena el 20 de enero de 1867, y director de la empresa familiar y más tarde el dueño de la misma, tras la muerte de Max en 1935, fue el primero que posó para Kokoschka. Se trata de la imagen más abocetada de los tres y en ella se percibe una clara evolución del estilo pictórico de Kokoschka con respecto a los retratos de los años anteriores. Las pinceladas se hacen más gruesas y fluidas y las figuras adquieren un aspecto más dinámico. El pintor retrata al pequeño de los Schmidt de frente, con la cabeza un poco ladeada hacia su derecha para dirigir su mirada hacia su hermano Max y con su mano izquierda, apenas esbozada con unos cuantos trazos, levantada en un rápido gesto. Desgraciadamente, a causa de la mutilación del cuadro en tres partes, el diálogo de gestos que el artista introdujo entre los tres personajes y la variación de lenguajes estilísticos empleado en cada uno de ellos para diferenciar las diferentes personalidades de los hermanos, se han perdido para siempre.
Paloma Alarcó