Paisaje con ciudad lejana
Durante una buena parte de su historia conocida, esta pequeña tabla ha sido indiscutiblemente atribuida a Rembrandt van Rijn. Parece ser que la actividad de Rembrandt como paisajista se centra básicamente en los últimos años de la década de 1630 y se limita a un grupo reducido de obras que, gracias a sus nuevas atribuciones, es cada vez menor. Ya en 1854 Kolloff advertía del peligro de atribuir erróneamente paisajes a Rembrandt. El cuadro que aquí comentamos se ha entendido repetidamente en términos de la «patética falacia» según la cual estos paisajes eran sintomáticos de una visión poética y melancólica de este género propia de Rembrandt. La combinación de estereotipos emotivos, suciedad superficial, decoloración y erosión, interés económico y deferencia tanto hacia sus propietarios como hacia la crítica de épocas anteriores ha dificultado un análisis imparcial de esta tabla.
El soporte es de baja calidad en comparación con los que utilizaban los pintores holandeses de prestigio. No está cortado en perpendicular al grano y se ha alabeado por la derecha. Ya en 1893 Michel advirtió discordancias pictóricas en la obra, definiéndola como una acumulación de elementos bastante dispares. Aun teniendo en cuenta el deterioro de los barnices y las pérdidas provocadas por un exceso de limpieza, y partiendo de la base de lo subjetivo que es un juicio cualitativo, se puede no obstante afirmar que el cuadro presenta numerosas deficiencias en cuanto a la organización del espacio y el dominio del dibujo. Así lo expuso claramente Van Dyke, que fue el primer estudioso que rechazó públicamente la autoría de Rembrandt para esta tabla, asignándosela a un discípulo no identificado. El primer nombre que se relacionó con esta tabla fue el de Philips Koninck, y lo hizo Cook en 1899, opinión que recoge Gerson en 1936, observando ciertas afinidades entre el cuadro que aquí comentamos (atribuido entre otros a Rembrandt), los experimentos sobre el paisaje panorámico que llevó a cabo Jan van Goyen en la década de 1640 y las obras más tempranas de Koninck. Gerson atribuyó esta obra a Koninck por primera vez en 1953, reiterando su opinión en 1956 y dedicándole por último un artículo en 1965; desde entonces, su planteamiento no ha sido rebatido seriamente.
Koninck, que se formó bajo la tutela de su hermano Jacob en Rotterdam, probablemente nunca fue discípulo de Rembrandt, aunque es casi seguro que estudiaría los paisajes de éste cuando regresó a Amsterdam en 1640 o poco después de esa fecha. No se conocen con certeza los detalles de su carrera artística hasta 1647, año que figura en una tabla firmada londinense, con la que se puede comparar la que aquí comentamos. Otras obras de su primera época sugieren que, al igual que Rembrandt, estudió el arte de Hercules Segers; es posible que la división de la perspectiva en el paisaje mediante franjas oscuras y claras se inspire directamente en el ejemplo de Segers. Los expertos han aceptado recientemente la fecha de 1645 que propone Gerson, situando por lo tanto esta tabla como la más antigua de un grupo de paisajes similares.
Ivan Gaskell