La tierra
Óleo sobre lienzo.
38 x 31 cm
Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid
Nº INV.
216
(1977.33
)
Sala 24
Planta segunda
Colección permanente
Este lienzo formó parte de una serie dedicada a los cuatro elementos, conjuntos que fueron populares durante el siglo XVIII y que, en ocasiones, se han interpretado con figuras atareadas en actividades acordes al medio. Esta serie de Lancret fue encargada por el marqués de Béringhen, para decorar una sala de su hotel parisino de la calle Saint-Nicaise —en un inventario redactado a su muerte, consta que ocupaba un apartamento que daba al jardín—. El marqués de Béringhen, hombre interesado por las artes, atesoró en su colección, junto con cuadros de Lancret, obras de Jean-Baptiste Oudry, François-Boucher y Jean-François de Troy. Los lienzos de la serie fueron estampados por cuatro artistas: Nicolas Tardieu grabó el aire, Louis Desplaces el agua, Charles-Nicolas Cochin la tierra y Benoit Audran el fuego. La serie completa fue puesta a la venta por la viuda Chéreau en agosto de 1732. La noticia la difundió el Mercure de France, que además facilitó información adicional, ya que indicó que las reproducciones partían de originales de Lancret, procedentes del gabinete del marqués de Béringhen, y reveló el nombre de los cuatro ilustradores. El testimonio del Mercure, donde se describían en líneas generales las composiciones, ha sido una referencia importante para la datación de la serie.
El conjunto con los cuatro elementos, tras el fallecimiento de Béringhen, fue puesto a la venta en 1770 para registrarse a continuación en la colección del marqués de Lassay, donde volvió a venderse en 1775. La tierra y El agua estaban en 1884 en Halton Manor, residencia en Inglaterra de Alfred de Rothschild; de ahí la pintura del Museo pasó a la colección de la condesa de Carnarvon, que fue su última propietaria conocida hasta 1977, momento en el que la tela se integró en la colección Thyssen-Bornemisza.
Lancret, en esta ocasión, ha elegido como marco para la escena y para sus personajes un gran árbol a la izquierda junto a una inmensa fuente, a la derecha, de la que sólo descubre una esquina. En el jardín-huerto ha colocado a los trabajadores del campo a la izquierda y, a la derecha, al grupo de damas, junto a un caballero, entretenidos en pasar la jornada en la recolección de los frutos, que ofrece la tierra, salvo el joven que corteja a una dama a la que obsequia con un ramo de flores. El resto del grupo selecciona frutos, como las tres jóvenes acomodadas en el suelo y la muchacha, de pie, al lado del horticultor encaramado en la escalera. La pintura está trabajada con un colorido suave que crea bellas y refinadas yuxtaposiciones con el amarillo y el azul, en el caso del vestido de la mujer de pie, con los tornasolados de las faldas y de los corpiños de la dama en primer término o de la que va a recibir el ramo de flores. El juego cromático se extiende a tres factores responsables del fondo vaporoso: el cielo, la espesura de la copa del árbol y la fuente. Los gestos de los personajes, al igual que la paleta del pintor, son delicados, aunque no llegan a transmitir la fragilidad que envuelve a las figuras de Watteau.
De los otros tres lienzos con los que se completaría la serie, sólo El fuego está localizado en la colección de la Galleria Nazionale d’Arte Antica de Roma, en el Palazzo Barberini. En la colección Rothschild, en Waddesdon Manor, se conserva un dibujo de Lancret, con un estudio de la mujer de pie con la falda ligeramente levantada. Un segundo diseño, en este caso del hombre sentado con el ramo de flores, se guarda en el Musée Carnavalet de París.
Mar Borobia
El conjunto con los cuatro elementos, tras el fallecimiento de Béringhen, fue puesto a la venta en 1770 para registrarse a continuación en la colección del marqués de Lassay, donde volvió a venderse en 1775. La tierra y El agua estaban en 1884 en Halton Manor, residencia en Inglaterra de Alfred de Rothschild; de ahí la pintura del Museo pasó a la colección de la condesa de Carnarvon, que fue su última propietaria conocida hasta 1977, momento en el que la tela se integró en la colección Thyssen-Bornemisza.
Lancret, en esta ocasión, ha elegido como marco para la escena y para sus personajes un gran árbol a la izquierda junto a una inmensa fuente, a la derecha, de la que sólo descubre una esquina. En el jardín-huerto ha colocado a los trabajadores del campo a la izquierda y, a la derecha, al grupo de damas, junto a un caballero, entretenidos en pasar la jornada en la recolección de los frutos, que ofrece la tierra, salvo el joven que corteja a una dama a la que obsequia con un ramo de flores. El resto del grupo selecciona frutos, como las tres jóvenes acomodadas en el suelo y la muchacha, de pie, al lado del horticultor encaramado en la escalera. La pintura está trabajada con un colorido suave que crea bellas y refinadas yuxtaposiciones con el amarillo y el azul, en el caso del vestido de la mujer de pie, con los tornasolados de las faldas y de los corpiños de la dama en primer término o de la que va a recibir el ramo de flores. El juego cromático se extiende a tres factores responsables del fondo vaporoso: el cielo, la espesura de la copa del árbol y la fuente. Los gestos de los personajes, al igual que la paleta del pintor, son delicados, aunque no llegan a transmitir la fragilidad que envuelve a las figuras de Watteau.
De los otros tres lienzos con los que se completaría la serie, sólo El fuego está localizado en la colección de la Galleria Nazionale d’Arte Antica de Roma, en el Palazzo Barberini. En la colección Rothschild, en Waddesdon Manor, se conserva un dibujo de Lancret, con un estudio de la mujer de pie con la falda ligeramente levantada. Un segundo diseño, en este caso del hombre sentado con el ramo de flores, se guarda en el Musée Carnavalet de París.
Mar Borobia