Calle con farolas
1913
Óleo sobre Arpillera.
35 x 50 cm
Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid
Nº INV.
636
(1977.35
)
Sala 43
Planta primera
Colección permanente
En paralelo a las corrientes primitivistas de la vanguardia artística rusa, hacia mediados de la primera década del siglo XX comenzaron a surgir nuevas tendencias influidas por la vanguardia europea. Mientras que numerosos artistas desarrollaron un estilo expresivo dentro de la estela del cubismo y del futurismo —el denominado cubofuturismo—, en el otoño de 1912 Lariónov se fue adentrando en lo que denominaría rayonismo, un lenguaje derivado de las líneas de fuerza del futurismo italiano.
Para Lariónov el rayonismo se basaba en las teorías científicas de la luz y en la elaboración de un espacio pictórico en el que el artista elaboraba una reflexión sobre la acción y la refracción de los rayos lumínicos. Según sus propias palabras, «la pintura se manifiesta como una impresión fugaz». A la definición del rayonismo de Maiakovski como una interpretación cubista del impresionismo, Lariónov añadía: «Se trata de una impresión que se percibe fuera del tiempo y del espacio, suscitando la que se podría llamar “cuarta dimensión”, es decir, la longitud, la anchura y el espesor de los estratos de color».
Como se puede observar en esta Calle con farolas de la colección Thyssen-Bornemisza, la aventura rayonista de Lariónov está basada en la expansión de la luz que emana de diferentes focos, en este caso las farolas de una calle. No se sabe a ciencia cierta si Lariónov conocía algunas obras similares de los futuristas, como La farola de Giacomo Balla, pero lo que sí es evidente es que ambas guardan un parecido. Por otra parte, los rayos y líneas de color, que llenan completamente toda la superficie del cuadro, han sido relacionados con los Prismes electriques de Sonia Delaunay, que fueron presentados en el Salon des Indépendants de 1914. Ahora bien, tal y como explica John Bowlt, la luz de las farolas como motivo pictórico había sido también tratado frecuentemente por otros artistas rusos, como Alexander Bogomazov, Alexandra Ekster y Natalia Goncharova, porque, como había afirmado Vladímir Maiakovski, «vemos más a menudo las farolas de la calle que la antigua luna romántica».
Paloma Alarcó
Para Lariónov el rayonismo se basaba en las teorías científicas de la luz y en la elaboración de un espacio pictórico en el que el artista elaboraba una reflexión sobre la acción y la refracción de los rayos lumínicos. Según sus propias palabras, «la pintura se manifiesta como una impresión fugaz». A la definición del rayonismo de Maiakovski como una interpretación cubista del impresionismo, Lariónov añadía: «Se trata de una impresión que se percibe fuera del tiempo y del espacio, suscitando la que se podría llamar “cuarta dimensión”, es decir, la longitud, la anchura y el espesor de los estratos de color».
Como se puede observar en esta Calle con farolas de la colección Thyssen-Bornemisza, la aventura rayonista de Lariónov está basada en la expansión de la luz que emana de diferentes focos, en este caso las farolas de una calle. No se sabe a ciencia cierta si Lariónov conocía algunas obras similares de los futuristas, como La farola de Giacomo Balla, pero lo que sí es evidente es que ambas guardan un parecido. Por otra parte, los rayos y líneas de color, que llenan completamente toda la superficie del cuadro, han sido relacionados con los Prismes electriques de Sonia Delaunay, que fueron presentados en el Salon des Indépendants de 1914. Ahora bien, tal y como explica John Bowlt, la luz de las farolas como motivo pictórico había sido también tratado frecuentemente por otros artistas rusos, como Alexander Bogomazov, Alexandra Ekster y Natalia Goncharova, porque, como había afirmado Vladímir Maiakovski, «vemos más a menudo las farolas de la calle que la antigua luna romántica».
Paloma Alarcó