El remolcador
1922
Gouache sobre Papel.
23,8 x 31,4 cm
Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid
Nº INV.
644
(1976.95
)
No expuesta
La experiencia de la guerra enfrentó a Léger con una sociedad mecanizada y un mundo transformado por la tecnología. A su regreso, abandonó las composiciones abstractas de formas geométricas y colores primarios de los años anteriores, ya que anhelaba poder fijar su atención en los objetos reales del mundo moderno. Además, la tendencia generalizada de lo que Jean Cocteau definió como rappel à l’ordre y la influencia de la simplificación de los volúmenes del purismo de Ozenfant y Le Corbusier produjeron en Léger, en palabras de Christopher Green, una deriva hacia «un estilo más simple, hacia una representación más armoniosa de las contradicciones, en la que las formas arquitectónicas planas y precisas le servirían de escenario para una representación más precisa del hombre máquina».
El remolcador, fechado en 1922, fue conocido hasta hace poco como La terraza, el título con el que este gouache salió al mercado en 1976, quizás en referencia al balcón que se distingue en el centro de la composición. Pertenece a una serie de obras que repiten el tema de los barcos remolcadores atravesando un paisaje urbano, fechados entre 1910 y 1923, entre los que se encuentran varios lienzos y gouaches de distintos formatos. Este conjunto de pinturas confrontan elementos ondulantes de la naturaleza, como la silueta sinuosa de un árbol que se repite en todas ellas, con formas geométricas propias del mundo industrializado y mecanizado. Según se deduce de una carta enviada por Léger a su amigo el crítico Maurice Raynal, la elección del tema del barco remolcador pudo deberse a la anulación del encargo del decorado de una obra de teatro para la que había proyectado realizar un telón con un gran barco.
Paloma Alarcó
El remolcador, fechado en 1922, fue conocido hasta hace poco como La terraza, el título con el que este gouache salió al mercado en 1976, quizás en referencia al balcón que se distingue en el centro de la composición. Pertenece a una serie de obras que repiten el tema de los barcos remolcadores atravesando un paisaje urbano, fechados entre 1910 y 1923, entre los que se encuentran varios lienzos y gouaches de distintos formatos. Este conjunto de pinturas confrontan elementos ondulantes de la naturaleza, como la silueta sinuosa de un árbol que se repite en todas ellas, con formas geométricas propias del mundo industrializado y mecanizado. Según se deduce de una carta enviada por Léger a su amigo el crítico Maurice Raynal, la elección del tema del barco remolcador pudo deberse a la anulación del encargo del decorado de una obra de teatro para la que había proyectado realizar un telón con un gran barco.
Paloma Alarcó