San Pablo
Esta obra estuvo atribuida a Lucas van Leyden hasta que Colin Eisler, en 1989, la vinculó con un pintor anónimo de su círculo. Este cambio se debió en gran parte a la fecha y a la caligrafía de la letra “h” que aparecen en el ángulo inferior izquierdo de la tabla. San Pablo -que se convirtió al cristianismo en un viaje de Jerusalén a Damasco tras oír la voz de Dios- aparece representado con sus atributos habituales el libro, que alude a la palabra del Padre que el apóstol difundió, y la espada, con la que fue decapitado. Debido al formato algo alargado de la pintura se considera que podría haber constituido un altar junto con una representación de san Pedro. Esta figura de san Pablo guarda similitudes con un san Felipe de un grabado de Hans Baldung Grien, pues ambos se representan aislados portando sus atributos característicos y con posturas similares, lo que induce a pensar que este pintor anónimo pudo haberlo tomado de ejemplo para su composición.
Este San Pablo estuvo atribuido a Lucas van Leyden desde 1929 hasta 1989, cuando Eisler lo asignó a un maestro anónimo. Algunos motivos que suscitaron el cambio de atribución fueron la fecha, «1525», y la letra «h» que lleva la pintura en el ángulo inferior izquierdo, en el frente de unas piedras. Winkler relacionó esta inicial, como se recoge en los catálogos de la Colección, con el segundo nombre del artista, que corresponde al del padre del pintor: Hugensz. La fórmula, inusual en la producción de Lucas van Leyden, fue descartada por Eisler, que pensó que esta grafía podría pertenecer a un seguidor del maestro de Leiden.
La pintura procede de la colección Esch, en Colonia, donde estuvo en 1929. De allí pasó a la del profesor Wilhelm Suida de Nueva York, y a la de Bertina Suida-Manning. En 1981 fue adquirida por el barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza, como obra de Lucas van Leyden, para la colección instalada en Villa Favorita.
San Pablo, uno de los príncipes de los apóstoles, junto con san Pedro, nació en Tarso y era ciudadano romano. Su nombre, anterior a su conversión, era Saulo, y durante su juventud no sintió ninguna simpatía hacia las enseñanzas de Cristo. Es más, san Pablo participó, más como espectador que como ejecutor, en la lapidación del primer mártir de la religión cristiana, san Esteban. San Pablo se convirtió al cristianismo durante un trayecto entre Jerusalén y Damasco, en el transcurso del cual, deslumbrado por un rayo, oyó la voz de Dios. A partir de ese momento inició una nueva vida y se convirtió en uno de los pilares de la difusión del cristianismo, predicando en Damasco, Chipre, Asia Menor, Grecia y en Roma, donde fue decapitado. A san Pablo, de temperamento apasionado, se le suele representar con calvicie y con barba, y lleva, como en este caso, atributos como la espada con la que fue ejecutado y el libro que alude a la palabra.
Por las características de la pintura, se ha pensado que tal vez este san Pablo hubiera formado parte de un pequeño altar en cuya otra hoja estaría representado san Pedro, apóstol con el que frecuentemente está emparejado, ya que ambos son símbolos de la Iglesia Universal.
La figura de este san Pablo se ha comparado con un grabado de Hans Baldung Grien en el que se representa a san Felipe. Las similitudes que emanan de ambas imágenes son evidentes en la forma de presentar los santos, aislados, con un fondo liso, donde la única alusión al exterior son las pequeñas piedras y hierbas del primer término. Ambos sostienen con una mano un libro abierto y con la otra, junto a las telas de su túnica, portan sus atributos. Además, los dos santos guardan el equilibrio apoyándose sobre una de sus piernas mientras la otra y el pie se muestran al espectador. Los parecidos también incluyen la forma del hábito y la manera en que se pliegan las telas, que producen grandes planos de caída con leves dobleces. Los paralelismos con el grabado de Baldung Grien, como comentó Eisler, dejan abiertas cuestiones como la autoría y el origen de la pintura.
Mar Borobia
