Retrato de una dama
Nicolaes Maes, además de la pintura de interiores que practicó a lo largo de la década de 1650, cultivó el retrato, al que se dedicó exclusivamente a partir de 1660. Dentro de ese género trató modalidades como el retrato colectivo e individual, en los que presentó a sus modelos de cuerpo entero o de medio cuerpo. En sus primeras composiciones suele emplear fondos oscuros y en ellas sus clientes visten y posan con gran sobriedad. Esta puesta en escena se transformará en la década de 1670, en la que el artista, más acorde con el espíritu de su tiempo, colocará a sus modelos en refinados fondos de jardines, tratados con tonos más claros y una pincelada muy libre. En estos trabajos, Maes cuidará especialmente el gesto y la postura, prestando atención a los atuendos y a los peinados de los representados. En sus retratos se detectan ecos de la escuela flamenca y francesa que sirvieron para acrecentar su popularidad.
Esta pareja de retratos comparte la misma procedencia. Pertenecieron al rey Guillermo II de Holanda y fueron adquiridos por Federico, príncipe de Holanda, entre cuyos descendientes estuvieron registrados, hasta que, en 1927, pasaron a un marchante en Tutzing. Más tarde figuraron en la galería Karl Haberstock en Berlín, donde Heinrich Thyssen-Bornemisza los adquirió.
Cuando las pinturas estaban en la colección del rey Guillermo II de Holanda, los retratos estaban identificados con los de Cornelis de Witt y su esposa. Sin embargo, su aspecto, como puso de relieve Gaskell, no guarda ninguna semejanza con el del matrimonio representado en el lienzo de Cornelis Bisschop, Los regentes y regentas del hospital de Dordrecht. Cuando en 1930 los retratos entraron en la colección Thyssen-Bornemisza se identificaron con los del burgomaestre de Amsterdam Jan van de Poll y su esposa, hipótesis que fue rechazada por Ebbinge-Wubben debido a la edad que Jan van de Poll tenía en la fecha en que se pintó nuestro cuadro y que rondaba los setenta años. Este mismo crítico propuso al hijo de este burgomaestre, Harmen van de Poll, secretario del Ayuntamiento de Amsterdam en 1661, y su esposa, como posibles modelos. Gaskell, que consideró esta identificación injustificada, prefirió dejar ambas imágenes como anónimas.
Los dos lienzos se inscriben en un periodo de la década de 1660 en el que Maes ejecutó un conjunto de retratos en el que predominan los tonos oscuros. Esta pareja donde él está sentado y ella de pie, visten, pese a la rigurosidad del negro, con riqueza. Detalles como los delicados encajes de las mangas y hombros de la mujer, las hermosas y enormes perlas que luce como pendientes y las telas con las que viste el hombre, nos introducen en una sociedad que va variando sus gustos y que alardea de su prosperidad. Gaskell llamó la atención sobre algunas diferencias que detectó en la técnica de las pinturas, así como sobre una leve desigualdad en la escala de los modelos y una pequeña disimilitud en el tratamiento de las sombras que modelan los rostros. También subrayó el hecho de que, siendo pareja, ambos lienzos estuvieran firmados por el pintor. Por ello sugirió la posibilidad de que tal vez hubieran sido realizados mediando un leve espacio de tiempo entre ellos, pues fueron concebidos como pareja, como se deduce del cortinaje verde que comparten ambos fondos.
Mar Borobia
Ver Retrato de un caballero