La Coronación de la Virgen con cinco ángeles
Esta pintura con La Coronación de la Virgen permaneció inédita hasta su presentación en la muestra de Múnich de 1930, en cuyo catálogo apareció como obra de Jacopo di Cione, atribución hecha por Raimond van Marle. En ese mismo catálogo también se recogió la opinión de Wilhelm Suida, que se inclinó por la figura del pintor veneciano Nicolò Semitecolo, atribución con la que se mantuvo en las publicaciones de la colección Thyssen-Bornemisza hasta 1989, cuando Caroline de Watteville la registró como la obra de un maestro anónimo. Por su parte, Federico Zeri, en una carta dirigida a Villa Favorita, expresó su disconformidad con la atribución propuesta por Suida, ya que en la pintura no observaba ninguno de los rasgos típicos de las obras de Semitecolo ejecutadas en Padua o Venecia. Zeri se centró en la lectura de la inscripción que lleva la tabla en el primer escalón del trono, donde leyó el nombre de Montezago, un pequeño pueblo perteneciente a Lugagnano Val d’Arda, cerca de Piacenza, y que, sin duda, va unido al comitente de la pintura. Mauro Natale, en 1978, situó el trabajo en Piacenza y relacionó nuestra tabla con dos trabajos: uno conservado en una colección privada en París y el otro en una galería en Montecarlo. Lucco, unos años más tarde, en 1986, la excluyó del ámbito veneciano por características de estilo y composición.
La atribución actual de esta Coronación se debe a Boskovits, que vio en el temple la personalidad de un nuevo pintor que llamó Maestro de 1355, por el año que figura en el escalón de la tabla, y en cuyo estilo se rastrea la huella del taller de Jacopino y Bartolomeo da Reggio. Entre las obras que ese crítico atribuyó a este pintor anónimo se encuentran un fresco con San Jorge y la princesa en la catedral de Fidenza y restos de una pintura mural, con una Crucifixión, en la iglesia de San Francisco de Piacenza.
La Coronación de la Virgen fue la pieza central de un tríptico del que se han identificado algunas escenas de sus alas. En la hoja izquierda se ha propuesto una tabla con San Luis de Toulouse, San Juan Bautista y un monje como donante, que se ha reconocido, con reservas, con Pietro de Montezago. Para la hoja derecha se ha sugerido un episodio de la vida de san Antonio de Padua de una colección privada en París, que remataría con la figura de un San Pablo que perteneció a la colección veneciana de Vittorio Cini.
Mar Borobia