El reposo de la modelo
El presente cuadro representa a una modelo sentada en el interior del estudio de Manguin, un pequeño pabellón construido en el jardín de la casa que el artista había comprado al casarse en 1899. Al no disponer de estudio propio, Matisse y Marquet, amigos y antiguos compañeros suyos en el curso de Gustave Moreau en la École des Beaux-Arts, donde los tres habían estudiado desde 1894 hasta 1897, se reunían periódicamente en el de Manguin para pintar con modelo. Las sesiones de trabajo en grupo, iniciadas en 1903, se hicieron más frecuentes en el invierno de 1904 a 1905.
De ese invierno datan tres cuadros que guardan una estrecha relación con el que aquí se comenta, aunque, en contraste con El descanso de la modelo, presentan el tema de una modelo posando. En uno de ellos, pintado por Marquet, se ve, en el fondo, a Matisse pintando. En otro, pintado por Matisse, puede verse, al fondo, a Marquet pintando junto a una ventana. En el tercero, pintado por Manguin, se ve a la modelo desde una posición parecida a la de Matisse, pero sin figuras al fondo; la silla situada junto a la ventana frente al caballete de Marquet está vacía. El presente cuadro reproduce el mismo rincón del estudio, desde un punto de vista ligeramente distinto, y con la modelo vestida con la bata de descanso sentada en la silla de Marquet. Frente a ella, en el caballete que vemos de perfil, hay un cuadro sujeto, ligeramente inclinado hacia adelante, y en el suelo, apoyado en el costado del caballete, un cartapacio de dibujos abierto. Este cartapacio puede apreciarse también, en posición muy parecida, en el cuadro pintado por Matisse.
Este grupo de cuadros pintado por los tres amigos en el taller de Manguin puede considerarse como la culminación de una serie de desnudos comenzada en torno a 1900, cuando Matisse y Marquet se inscribieron en la Academia Eugène Carrière. La insistencia en el estudio del desnudo, un tema tan alejado de la tradición impresionista y post-impresionista, responde probablemente a la influencia de Cézanne sobre Matisse y sus amigos, quienes, en sus esfuerzos por dar una solución moderna a los problemas clásicos de la pintura de figuras veían en el maestro de Aix un precursor y un ejemplo a seguir. En 1899, pese a las dificultades económicas en que vivía, Matisse había comprado a Vollard una composición de Cézanne con tres bañistas. Al mismo tiempo la problemática de la representación del volumen le llevó a modelar pequeños desnudos en arcilla. Así el Arlequín de Cézanne (1888-1890), hoy en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, inspira a Matisse la llamada Academia azul, 1901, hoy en la Tate Gallery de Londres, que es, a su vez, el punto de partida para una de sus primeras esculturas, Madeleine I (c. 1901). El desnudo pintado en el taller de Manguin parece ser, a su vez, fuente de dos desnudos de pie modelados en 1906.
Pintado en el período en que mantiene unas relaciones más estrechas con los artistas que, poco después, recibirán -como él- el apelativo de fauves, El descanso de la modelo de Manguin responde también, a esa búsqueda de un nuevo lenguaje pictórico en que se había embarcado con sus amigos. Se trata, sin embargo de una obra compleja. El hecho de que la modelo esté vestida y sentada al fondo del estudio hace que los problemas escultóricos pasen a segundo término. El juego del contraluz en la figura femenina, y la forma de la ventana, compensada por los vigorosos planos verticales del caballete, evocan a los Nabis, y su interés por un espacio pictórico sin perspectiva. La paleta de tonos intensos y saturados, por su parte, recuerda a Gauguin, un artista a quien Marquet y Manguin admiraban y cuya muerte en 1903 (conocida con retraso) les había impactado profundamente. Finalmente, la postura de la mujer, representada en un gesto de distensión tras una fatigosa sesión de trabajo, recuerda el interés de Degas por captar y fijar los gestos más personales y fugitivos de sus modelos.
Tomàs Llorens