Bajo Manhattan
La influencia de la descomposición cubista se aprecia claramente en Bajo Manhattan, una acuarela fechada en 1923 dedicada, como otras muchas obras suyas, a la ciudad de Nueva York. Marin nos muestra una perspectiva de la parte baja de la ciudad e intenta transmitir su energía y su caos. La cada vez más grandiosa metrópolis se empezó a convertir en motivo de inspiración para pintores, fotógrafos o escritores, como Walt Whitman, cuya visión poética de Nueva York, como una suma de energías, marcó de forma notable a los primeros vanguardistas americanos.
A la fragmentación cubista de la imagen se une la captación de la agitación metropolitana de los futuristas italianos, ayudado por la técnica de la acuarela, que le permitía a Marin plasmar rápidamente sus impresiones. En el catálogo de su exposición celebrada en la galería 291 en 1913 Marin publicó una nota explicativa sobre su pintura en la que admitía que no estaba interesado en representar lo que se veía en la ciudad sino las fuerzas interiores, como les ocurría a los futuristas italianos: «Veo grandes fuerzas en acción —escribía Marin—; grandes movimientos; los edificios enormes y los pequeños, el conflicto de lo grande y lo pequeño; las influencias de una masa en otra de mayor o menor tamaño. Me sobrevienen sentimientos que me hacen desear expresar la reacción de estas fuerzas en acción», y añadía: «Mientras estas fuerzas están en plena acción, empujando, tirando, hacia un lado, hacia abajo, hacia arriba, puedo oír el ruido de su lucha y se interpreta una gran música. Y así intento expresar gráficamente lo que hace una gran ciudad».
Paloma Alarcó