Retrato de Alessandro de Richao
Este retrato sobre tabla se dio a conocer en 1915, cuando Adolfo Venturi lo comentó y reprodujo en su célebre Storia dell’arte Italiana. Posteriormente otros estudiosos, como Bernard Berenson, lo incluyeron en sus publicaciones. La obra también fue expuesta en una muestra celebrada en 1934 en Amsterdam, dedicada a la pintura italiana en las colecciones holandesas. Por Venturi sabemos que este óleo estuvo en la colección Vieweg, con sede en la ciudad de Brunswick, ya que bajo este epígrafe apareció en 1915. La siguiente referencia respecto a su historial es su paso por la colección Tietje de Amsterdam, que quedó registrado en el catálogo de la mencionada exposición de 1934. En 1935 la pintura fue adquirida para la colección Thyssen-Bornemisza, en cuyos catálogos figura desde 1937.
La atribución a Filippo Mazzola se debe precisamente a Venturi y fue ratificada, años más tarde, por Nestore Pelicelli, en 1930; por Raimond van Marle, en su comentario a una exposición celebrada en Amsterdam en 1935, donde participó la pintura; por Berenson, en 1936 y 1957, y finalmente, en 1969, por Rudolf Heinemann. El óleo ha estado siempre vinculado a este pintor italiano.
Filippo Mazzola perteneció a una familia de artistas procedentes de Pontremoli pero establecidos en Parma desde 1305. Sus dos hermanos, Pier’Illario (c. 1476-1545) y Michele (c. 1469-después de 1529), fueron también pintores. Filippo pudo haberse formado en el taller cremonés de Francesco Tacconi y conoció la pintura de artistas como Giovanni Bellini, Antonello da Messina y Alvise Vivarini. Desarrolló su carrera en su ciudad natal, donde se conservan, en el Duomo y en la Galleria Nazionale, trabajos suyos. Sin embargo, su personalidad se vio eclipsada por la de su hijo, Girolamo Francesco Maria Mazzola, más conocido como Parmigianino.
Venturi consideró esta tabla de Mazzola, en la que se siguen pautas de Antonello da Messina, su mejor retrato. El historiador también llamó la atención sobre la forma oval del rostro, típica de la escuela emiliana, y la fidelidad al modelo, que llevó al autor a detallar el iris de los ojos, a dibujar unas mejillas angulosas y una boca ondulada y sinuosa.
La cabeza, que se recorta sobre un fondo verde en degradación, se construye con una escueta gama cromática. Alessandro de Richao, siguiendo la tipografía de Antonello, se sitúa de busto, detrás de un parapeto, paralelo al borde inferior de la tabla, donde se ha colocado la inscripción. La imagen sigue la línea severa y rígida característica de los retratos que se le han atribuido al artista. Filippo Mazzola solía firmar sus obras y en algunos casos, como el que nos ocupa, escribir el nombre del modelo.
Mar Borobia