San Juan Bautista predicando en el desierto
hacia 1650 - 1655
Óleo sobre lienzo.
73,5 x 99 cm
Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid
Nº INV.
287
(1983.26
)
Sala 6
Planta segunda
Colección permanente
Pier Francesco Mola se estableció en Roma con su familia en 1616. Sobre su formación tenemos pocas noticias aunque la crítica ha aceptado la posibilidad de dos viajes al norte de Italia, uno realizado entre 1633 y 1640 y el otro entre 1641 y 1647, que sirvieron para completar su formación como pintor. Entre sus maestros se ha citado a Francesco Albani, que fue la fuente en que Mola se inspiró para realizar precisamente este San Juan Bautista predicando en el desierto. Por una carta de Francesco Albani, fechada en 1658, sabemos que Mola estuvo en su taller de Bolonia dos años. Esta noticia la recogió Passeri, que, en su biografía sobre el pintor, añadió a este dato el de que esta formación se llevó a cabo durante el segundo viaje del artista. Mola, buen dibujante, trabajó el fresco y la pintura de caballete, adquiriendo renombre y fama a partir de la mitad del siglo, fecha en la que inició una serie de importantes encargos decorando ilustres villas y palacios. Tanto en sus composiciones como en el colorido y en la concepción de sus figuras se percibe el estudio de los pintores venecianos, especialmente de Tiziano, así como de Francesco Albani y del Guercino.
Este pasaje de la vida de san Juan Bautista, al que reconocemos por sus ropas y por el cordero que pasta plácidamente a su lado, está recogido en el Evangelio. Según los versículos, Juan el Bautista predicaba en el desierto de Judea e iba vestido con un sayo de pelo de camello atado a la cintura con un cinturón de cuero. La gente acudía desde Jerusalén, Judea y la región del Jordán, y él los bautizaba y tomaba confesión de sus pecados. Mola ha trasladado el pasaje del desierto a un paraje con abundante vegetación en el que una multitud, sentada y distribuida por el borde de una montaña, rodea al Bautista, que sostiene una cruz hecha de cañas y señala al cielo.
La pintura mantiene un paralelismo compositivo con una tela de Francesco Albani, fechada en la década de 1640, donde se representa también al Bautista predicando en el desierto y que pertenece al Musée des Beaux-Arts de Lyon. Albani sitúa a san Juan en un espacio arbolado, ocupando la misma esquina que en este óleo y rodeado por una multitud que atiende al predicador sentada y de pie. Mola, sin embargo, compone su pasaje llevando a sus personajes más hacia los primeros planos, donde destaca la figura de san Juan, e incluyendo un jinete que puede tener su equivalente en la tela de Albani en un anciano apoyado en el bastón. Con esta pintura se han relacionado varios dibujos preparatorios que muestran siempre al Bautista sentado a la izquierda, entre árboles, y hablando a un gentío que se distribuye en posturas y actitudes diversas delante del santo. Entre estos dibujos destacan dos conservados en el Musée du Louvre y uno en Múnich (Staatliche Graphische Sammlung).
Pier Francesco Mola trató en otras ocasiones este asunto, como en la pintura de la National Gallery de Londres, organizada con menos figuras y donde incluyó a Cristo, y en la del Musée du Louvre, en la que el Bautista señala al Salvador a un compacto grupo de figuras entre las que ha colocado un caballero con armadura.
Mar Borobia
Este pasaje de la vida de san Juan Bautista, al que reconocemos por sus ropas y por el cordero que pasta plácidamente a su lado, está recogido en el Evangelio. Según los versículos, Juan el Bautista predicaba en el desierto de Judea e iba vestido con un sayo de pelo de camello atado a la cintura con un cinturón de cuero. La gente acudía desde Jerusalén, Judea y la región del Jordán, y él los bautizaba y tomaba confesión de sus pecados. Mola ha trasladado el pasaje del desierto a un paraje con abundante vegetación en el que una multitud, sentada y distribuida por el borde de una montaña, rodea al Bautista, que sostiene una cruz hecha de cañas y señala al cielo.
La pintura mantiene un paralelismo compositivo con una tela de Francesco Albani, fechada en la década de 1640, donde se representa también al Bautista predicando en el desierto y que pertenece al Musée des Beaux-Arts de Lyon. Albani sitúa a san Juan en un espacio arbolado, ocupando la misma esquina que en este óleo y rodeado por una multitud que atiende al predicador sentada y de pie. Mola, sin embargo, compone su pasaje llevando a sus personajes más hacia los primeros planos, donde destaca la figura de san Juan, e incluyendo un jinete que puede tener su equivalente en la tela de Albani en un anciano apoyado en el bastón. Con esta pintura se han relacionado varios dibujos preparatorios que muestran siempre al Bautista sentado a la izquierda, entre árboles, y hablando a un gentío que se distribuye en posturas y actitudes diversas delante del santo. Entre estos dibujos destacan dos conservados en el Musée du Louvre y uno en Múnich (Staatliche Graphische Sammlung).
Pier Francesco Mola trató en otras ocasiones este asunto, como en la pintura de la National Gallery de Londres, organizada con menos figuras y donde incluyó a Cristo, y en la del Musée du Louvre, en la que el Bautista señala al Salvador a un compacto grupo de figuras entre las que ha colocado un caballero con armadura.
Mar Borobia