Tres figuras sentadas
Para el escultor británico Henry Moore, el dibujo se convirtió en el medio ideal para explorar en dos dimensiones sus ideas escultóricas. Cuando el 7 de septiembre de 1940 comenzó el infernal blitz que llenó el cielo londinense de bombarderos alemanes y una parte importante de la ciudad de Londres quedó en ruinas y más de cien mil civiles buscaron amparo en las estaciones de metro, Moore realizaría una conmovedora serie titulada Escenas de refugio, que se ha convertido en una de las imágenes más significativas de la mitología de guerra. Según el relato del propio artista, la noche del 11 de septiembre de 1940, cuando Moore y su esposa Irina tuvieron que refugiarse en el metro de Belsize Park, cercano a su casa, quedó conmocionado por la imagen que ofrecían los refugiados en los túneles de la estación: «Vi cientos de figuras reclinadas de Henry Moore, extendidas a lo largo de los andenes —comentaba—, incluso los túneles parecían ser los agujeros de mis esculturas».
Poco después, en enero de 1941, a través de Kenneth Clark, entonces director de la National Gallery de la capital británica, Moore recibió la invitación del WAAC (War Artists’ Advisory Committee) para convertirse en artista oficial de guerra, y durante más de un año se dedicó de forma exclusiva a elaborar numerosos apuntes y dibujos inspirados en aquella visión. Estos dibujos no fueron realizados del natural, sino en su casa de campo de Perry Green, a las afueras de Londres, donde tuvo que trasladarse al ser bombardeado su estudio londinense en 1940.
Tres figuras sentadas, de 1941, es uno de los dibujos de la mencionada serie. El aire de silencio que impregna la escena y el dramatismo de los personajes femeninos, que destacan sobre las paredes de ladrillo del metro, traducen de forma inigualable el sentimiento de expectación y resistencia de aquellos seres refugiados bajo tierra. Por la empatía con la que ha sido realizado y por la forma de transmitir la tensión de esa gente, Moore nos acerca a un humanismo de corte existencialista. Por otra parte, la monumentalidad de las tres figuras, envueltas en paños pegados, nos remite a la escultura arcaica que tanta influencia ejerció sobre Moore en esos años. La alusión al tema de las tres Gracias también nos habla del influjo de la tradición mediterránea. El propio artista reconocía al hablar de ese periodo: «Tras dejar atrás a Masaccio en Florencia, me volví a sentir atraído por la escultura arcaica y primitiva del Museo Británico».
Paloma Alarcó_