Robles junto al agua
Christian E.B.Morgenstern, nacido en Hamburgo, fue un destacado paisajista que desarrolló su actividad profesional en Múnich. El pintor procedía del medio artístico, ya que su padre, Johann Heinrich, trabajó la miniatura y el retrato, inclinaciones que el joven artista no siguió en su formación. Morgenstern estuvo en el estudio del pintor Siegfried Bendixen, en Hamburgo, taller que abandonó en 1824 para trasladarse a Copenhague, desde donde visitó Suecia y Noruega; en Dinamarca contactó con las nuevas generaciones de pintores interesados en explorar directamente la naturaleza. En 1829 se estableció en Múnich, donde fue miembro de su Academia en 1842, aunque expuso en sus salones, al igual que en los de otras ciudades alemanas importantes, desde 1825. Christian E.B.Morgenstern fue un precursor que abrió el género a nuevas técnicas y temas; realizó bocetos en acuarela tomados a plein-air y concentró su atención en fenómenos atmosféricos como la neblina, la lluvia suave, los atardeceres o las vistas iluminadas con luz de luna. A estos aspectos, el pintor añadió una técnica personal de pincelada cada vez más libre y suelta, con carga pictórica. En sus composiciones también se detecta un temprano romanticismo al desprenderse su estilo de los factores más descriptivos e impregnarse sus vistas, amplias y dilatadas, de un subjetivismo con un matiz emocional que transmitirá al espectador la grandiosidad de la naturaleza. Uno de sus grandes trabajos de juventud es el óleo conservado en la Kunsthalle de Hamburgo, fechado en 1829, Vista de una montaña, donde se representa la ladera de un macizo rocoso.
Robles junto al agua fue una adquisición de Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza hecha en 1985 a la galería Nathan de Zurich. La pintura previamente había pasado por la galería Messine de París y por dos colecciones privadas, una en Francia y otra en Suiza. El lienzo, firmado y fechado por el pintor en 1832, es una obra que se inscribe dentro de su juventud y de sus primeros años de actividad en Múnich, y en ella se refleja el detallado estudio que Morgenstern hizo de los pintores holandeses del siglo XVII. La imagen, que se inspira en esas vistas clásicas, interpreta motivos característicos de los bosques, como son los árboles de ramas desnudas y retorcidas y raíces fuertes, que el pintor, en este caso, ha situado a la izquierda, al borde del agua. Los tocones a la derecha, así como el estudio de la luz que se filtra entre las nubes y que brilla con energía en el boscaje del fondo, nos remiten a patrones holandeses, al igual que la composición y la estructura del óleo. Así, el artista, con un punto de vista alto, nos introduce en la naturaleza a través de las suaves y tranquilas aguas de un río que, tras varios recodos, se pierde en los últimos planos entre las terrosas orillas y la vegetación. No obstante, la forma de aplicar la pincelada y la gama cromática empleada, especialmente para la superficie acuosa en la que se refleja con intensidad el cielo, hablan de una sensibilidad acorde con su tiempo.
La Kunsthalle de Hamburgo guarda en su colección un dibujo donde se representan los dos robles de la izquierda.
Mar Borobia