Flores rojas
En 1906, tras la exposición de Emil Nolde en la Galerie Arnold de Dresde, Schmidt-Rottluff le invitaba a unirse al grupo Die Brücke en una carta fechada el 4 de febrero: «uno de los empeños de Die Brücke es atraer hacia sí todo fermento revolucionario, eso es lo que su nombre quiere proclamar. [...] Así pues, estimado señor Nolde, sea lo que fuere lo que piense y resuelva, por la presente hemos querido rendirle tributo por sus tempestades de color. Con nuestros respetos y poniéndonos a su disposición, atentamente, Kunstlergruppe Brücke». Nolde se unió a ellos sólo durante poco más de año y medio, pues la diferencia de edad y de criterio que le separaba de los jóvenes expresionistas derivaron en algunas desavenencias.
En el verano de ese mismo año Nolde se trasladó a Guderup, una localidad de la isla báltica de Alsen donde desde 1903 tenía alquilada una pequeña casa de pescadores. Durante este periodo, en el que le visitaría Schmidt-Rottluff, Nolde pintó un conjunto de pinturas de flores en los jardines de sus amigos los Burchard y los Wied. A esta serie pertenecen estas Flores rojas, en las que se percibe una clara influencia de la obra de Van Gogh y de los pintores postimpresionistas franceses, tanto en el color brillante como en la pincelada gruesa y empastada. Sorprende el alegre colorido y el sentido de felicidad que transmite este grupo de pinturas, dado que fueron realizadas en un momento de gran penuria económica y aflicción personal debida a la grave enfermedad de su mujer Ada.
El cuadro fue adquirido por Ernst Rump (1872-1921) durante la exposición de Nolde en la Galerie Commeter de Hamburgo en 1910 y fue pasando por diversos miembros de la familia hasta que fue adquirido por el barón Thyssen en 1980.
Paloma Alarcó