Comiendo ostras
Según Houbraken, Ochtervelt estudió en el taller del pintor italianizante Nicolaes Berchem, cuyas enseñanzas encontramos en las primeras obras de este artista en las que trató, sobre fondos de paisaje, escenas galantes, partidas de caza y jinetes. El interés por la pintura de género empezó a tener un peso mayor en la trayectoria de Ochtervelt en la década de 1660, cuando comenzó a tratar grupos en interiores en los que se detecta el conocimiento de la obra de Frans van Mieris. El pintor perfiló en estos años su estilo e incorporó al género un tema nuevo en el que vendedores de pescado, aves u otros productos, así como músicos, aparecen a la entrada de las casas para ofrecer sus servicios y sus mercancías. Estos temas permitieron al artista tratar interiores y conectarlos a paisajes urbanos que vemos a través de la puerta de la calle; en estos episodios también estudió las clases sociales que en ellos se daban cita. A lo largo de su carrera, se percibe la marca de Vermeer, de De Hooch y de Ter Borch, a quien se acerca en sus mejores composiciones.
Esta tabla se adquirió antes de 1930 a través del marchante Goldschmidt y figura en la colección Thyssen-Bornemisza desde la exposición celebrada en Múnich. Su historia se ha podido rastrear desde 1734, cuando fue subastada en Amsterdam, pasando, después, por varios propietarios hasta llegar a la familia Six, en cuya colección permaneció durante varias generaciones.
En Comiendo ostras encontramos algunos de los rasgos más característicos del pintor. Ochtervelt, en esta escena, sitúa a pocos personajes en un oscuro interior del que a penas distinguimos dos vanos al fondo con algunos enseres decorando las paredes. Las tres figuras, que reciben un fogonazo de luz que las perfila y las dibuja con nitidez junto a los objetos, se captan con los rostros en ángulo, como es caso de la cara del hombre, ladeado y hacia atrás, que toca el laúd. Distintiva también de Ochtervelt es la posición que adopta la mujer sentada en primer plano, cuyo perfil se diluye, que contribuye a acentuar la inclinación elegida por el pintor.
Los tres personajes se agrupan en torno a una mesa donde una de las mujeres se dispone a colocar una bandeja de ostras. Ostras a las que se atribuyen connotaciones eróticas, así como un poder estimulante y afrodisíaco, que en compañía de la música, como aquí, se asocia al argumento amoroso. La escena, por todos sus ingredientes y personajes, puede estar ambienta en un burdel. Ochtervelt trató en otras ocasiones este asunto, como en el lienzo de la Corporation of the City of London o en el del Museum Boijmans Van Beuningen de Rotterdam. Además de la composición del Museo Thyssen- Bornemisza se sabe de otras tres versiones, en paradero desconocido, en una de las cuales el recinto se llena de luz procedente de una puerta que da al exterior.
Mar Borobia