Lirio blanco nº 7
Lirio blanco n.º 7 es una buena muestra del interés plástico de Georgia O’Keeffe por las formas de las flores. Como en otras imágenes similares, la pintora adopta el primer plano quizás por la influencia de los fotógrafos de vanguardia del círculo de Alfred Stieglitz. También deriva del encuadre fotográfico su forma de cortar los motivos pictóricos, un recurso que además añade una mayor abstracción a sus composiciones.
Los primeros planos de flores fueron un tema frecuente en la producción artística de Georgia O’Keeffe. En numerosas ocasiones estas imágenes han sido explicadas en clave de género y casi siempre interpretadas con un significado sexual. A pesar de que estas disquisiciones no restan un ápice a su importancia plástica, la pintora rechazó sistemáticamente lo que consideraba una interpretación errónea, como puede comprobarse en el texto que publicó en el catálogo de su exposición en la galería neoyorquina An American Place, en 1939, en el que declaraba: «Bien, he conseguido que mires lo que yo he visto y cuando te tomas el tiempo de ver realmente mi flor adjudicas todas tus propias asociaciones sobre las flores a mi flor y escribes sobre mi flor como si yo pensara y viera lo que tú piensas y ves en la flor, pero yo no lo veo».
Si bien es difícil obviar las connotaciones sexuales y no relacionar la imagen con los genitales femeninos, tanto este Lirio como muchas de sus flores también pueden ser interpretados como una meditación sobre la creación y sobre las transacciones entre el mundo espiritual y material. No se puede dejar de relacionar esta plasmación visual del mundo orgánico con las nociones sobre el élan vital, el impulso del que surge la vida, del filósofo francés Henri Bergson, que tanto influyeron en el círculo de Stieglitz.
Paloma Alarcó