La Virgen y el Niño con santos y un donante
Las Sagradas Conversaciones son composiciones donde la Virgen y el Niño aparecen rodeados de santos de distintas épocas y a veces, como en este caso, de donantes. La figura que aquí está arrodillada e inclinada hacia delante, en oración, y sobre la que la Virgen llama la atención del Niño con el gesto de su mano y su mirada, se ha reconocido, con reservas, como la de Francesco Priuli. Francesco Priuli fue uno de los patrones de Palma en Venecia y procurador de la República en 1522. La pintura ha tratado de identificarse con la que Francesco Sansovino mencionó en su guía de Venecia, editada en 1581, Venezia Città Nobilissima, en el apartado correspondiente al palacio Priuli. La obra parece ser que fue donada al senado veneciano por Marina Priuli, según la información que facilitó Marco Boschini en 1664, en otra guía dedicada a las pinturas de esta ciudad. Marina Priuli, que en 1656 redactó sus voluntades, mencionó en ellas el destino que debía darse al óleo, y tras su fallecimiento en 1661, su deseo se cumplió. Esta Virgen con el Niño estuvo colgada decorando una de las sobrepuertas de las salas de armas del Consejo de los Diez. En 1808 perteneció al hijastro de Napoleón, Eugène de Beauharnais, y figuró junto con otros objetos en ese año en un inventario. La pintura pasó por varias generaciones de esa familia, hasta ser adquirida para la colección Thyssen-Bornemisza. De la pintura, además, se conservan noticias de dos antiguas intervenciones realizadas por Pietro Edwards: una que fue abonada el 3 de octubre de 1795, y la otra en 1806, de la que se conservan unas anotaciones.
Esta Sagrada Conversación se ha fechado hacia 1518-1520, y para su datación se ha valorado el hecho de que tuvo que haberse pintado antes de que Francesco Priuli fuera nombrado representante de la República Veneciana, en cuyo caso aparecería vestido con el tradicional traje púrpura, y no en los tonos oscuros con los que aquí viste. El óleo se inscribe dentro del periodo de madurez del artista, aunque todavía se detectan algunos rasgos vinculados a sus primeros trabajos, como los que encontramos en la figura de santa Catalina, en cuyas manos y mangas del traje hay reminiscencias de composiciones anteriores, como la María Magdalena de la Huida a Egipto conservada en los Uffizi. Palma organiza esta imagen en torno a la monumental representación de la Virgen con el Niño, al que arropa con cuatro personajes bien dispuestos que se acercan a la Madre de Dios ocupando planos ligeramente adelantados y retraídos. Rylands llamó la atención sobre las dos figuras de la izquierda: María Magdalena, que identificamos por el tarro del ungüento, y san Juan Bautista, con el cordero, la cruz y la túnica de camello, pues sus posturas se inspiran en la de Averroes y Pitágoras de la Escuela de Atenas de Rafael.
Las Sagradas Conversaciones fueron de los asuntos mejor representados dentro de la producción de Palma el Viejo. Con ellas, y por la evolución del estilo que registran, se puede establecer una cronología bastante exacta que abarca desde principios de la década de 1510, con pinturas como la conservada en la Gemäldegalerie de Dresde, hasta 1528, fecha de su muerte y año en que aproximadamente se data la composición de la Galleria dell’Accademia de Venecia.
Mar Borobia