Mercado de Constantinopla
En este pequeño aunque fascinante lienzo aparecen todos los elementos propios de la temática predilecta de Alberto Pasini, expresados con elegancia y con un resplandeciente luminismo muy efectista.
El cuadro, firmado y fechado en 1868 (que por consiguiente forma parte de la serie de estudios que el artista ejecutó en Constantinopla entre 1867 y 1869), representa de hecho una escena con muchas figuras situadas junto a unos barcos atracados, cargados de mercancías y con las velas arriadas, en la que se ven el mar y la inevitable mezquita de Yeni Djami.
Las embarcaciones -situadas en el estrecho del Bósforo y plasmadas sobre el lienzo con una técnica más concisa y meticulosa que la de otros estudios que realiza el pintor-, su reflejo en el agua, el entrecruzado de los mástiles, de las escalas de cuerda y de los cables de las velas amainadas, dan lugar a una animada imagen que se recorta nítidamente contra el fondo de la mezquita y del cielo.
La espontánea técnica pictórica, casi propia de un boceto, es precisa y cuidada, como si el artista hubiese pintado el cuadro del natural. Los efectos atmosféricos son cristalinos o difuminados, y en ellos dominan unos tonos gris perla que se funden con el cielo y el horizonte lejano, interrumpidos en algunos lugares por los rojos y los amarillos de los atuendos femeninos, que confieren vivacidad a la zona del gentío en primer término, inmersa en una nube de polvo gris rosácea.
Todo ello está en perfecta sintonía con el interés del artista por el natural, que domina su obra desde su regreso a París, tras su primer viaje a Persia en 1856.
Pasini, que era un gran dibujante, como ya lo advirtieron sus maestros de pintura y escenografía en la academia de Parma, Giuseppe Boccaccio y Girolamo Magnani (la técnica de la litografía se la enseñó Paolo Toschi), nunca se planteó pintar del natural únicamente con un fin documental, sino que desde el principio se dedicó a ello con una técnica admirable, eligiendo temas orientales pintorescos aunque no faltos de originalidad.
Sin embargo, fue en 1868, con ocasión de un nuevo viaje cuyo destino era esta vez Turquía, cuando se produjo un acontecimiento decisivo para su actividad y su futura fama: su descubrimiento de Estambul.
La ciudad de Constantinopla, con su animada vida y su fuerte y característica luz que, al vibrar, define los volúmenes arquitectónicos y las figuras, se convertirá en un tema constante de la pintura de Pasini, que tratará en múltiples ocasiones, siempre con renovada imaginación, desde diversos ángulos y perspectivas.
Puede establecerse una comparación con sus cuadros A orillas del Cuerno de Oro, de 1869, perteneciente a la colección del conde Gaetano Marzotto; Mercado en el Cuerno de Oro, de 1868; El puerto de Constantinopla, también de 1868, con las mismas embarcaciones a la izquierda; Mercado en Yeni Djami, de 1869, y Escena oriental-Mercado del puerto, igualmente de 1869, que se conservan en colecciones particulares y que V. Botteri Cardoso publicó en 1991. En todas estas obras aparecen el puerto, las imponentes cúpulas de la mezquita al fondo, personajes que regatean y hombres a lomos de espléndidos caballos de reluciente capa.
Pasini realizó numerosos dibujos y representaciones al óleo del templo islámico erigido a orillas del Cuerno de Oro, como el lienzo del Museo Civico de su ciudad natal, Bussetto, titulado Yeni Djami (1867-1868), en el que el espléndido edificio es el único protagonista de la composición.
Queda aquí constancia del fruto del inmenso patrimonio de recuerdos constituido por el conjunto de cuadernos de apuntes y los espléndidos dibujos del natural llenos de luz que se conservan en el Gabinete de Dibujos y Estampas de la Galleria degli Uffizi de Florencia y en distintas colecciones particulares.
Giovanni Godi