Casa en la Kuhrische Nehrung
La Casa en la Kuhrische Nehrung es una de las excepcionales obras que Max Pechstein pintó en el verano de 1909 durante su primera estancia en Nidden. Gracias a la venta inesperada de un cuadro en la Frühjahrs-Ausstellung de la Berliner Secession, donde se presentó como artista con ambiciones innovadoras, por fin pudo poner en práctica un sueño largamente acariciado: «Con el dinero de la venta pude viajar por primera vez al mar y dedicarme a mi actividad creativa con entera libertad durante todo un verano», cuenta él mismo en sus memorias. Del mismo modo que sus colegas Karl Schmidt-Rottluff y Erich Heckel, del grupo Brücke, habían descubierto en 1907 el apartado pueblo de Dangast en la costa del mar del Norte, también Pechstein buscaba un lugar solitario en el que poder trabajar sin ser molestado. Su elección recayó sobre Nidden, en la Kuhrische Nehrung, en Prusia Oriental (actualmente Lituania). Por entonces sólo un reducido grupo de artistas, en su mayoría miembros de la Kunstakademie de Königsberg, conocían esta pequeña localidad de pescadores situada entre el Báltico y la bahía de Curlandia; estos pintores plasmaron en sus cuadros el carácter primitivo del paisaje de la zona. Probablemente el interés de Pechstein por Nidden surgiera a partir de las descripciones y, sobre todo, los cuadros que Ernst Bischoff-Culm presentó en la Frühjahrs-Ausstellung de la mencionada Berliner Secession. En junio, Pechstein recorre Königsberg, Tilsit y Heydekrug camino de Nidden, donde permanecerá hasta finales de julio. En sus memorias relata pormenorizadamente el fatigoso viaje, describe también el paisaje y sus moradores y nos habla de su vida y su trabajo: «Un paisaje maravilloso habitado por una raza de hombres duros, profundamente marcados por su oficio de pescadores. Después de mucho trajín, finalmente Martin Sakuth me proporcionó alojamiento [...] Puso a mi disposición una cabaña de pescadores vacía, a orillas de la bahía, que le pertenecía. Allí pude vivir y trabajar en soledad, sin que nadie me molestara. Dibujando muchos bocetos, me fui aproximando poco a poco a la naturaleza, a las impresionantes dunas movedizas, a la bahía, y tuve ocasión de experimentar por primera vez el ritmo del mar, embriagador y eterno».
En Nidden, Pechstein profundiza y varía el nuevo concepto artístico que había encontrado en 1908 en París. Durante su primera estancia en 1909, a la que siguieron otras en 1911 y 1912, pinta sobre todo paisajes que plasman la agitada topografía del lugar; pero también ejecuta cuadros con pescadores y composiciones con las casas típicas curlandesas de la región. Estas viviendas de pescadores construidas en madera generalmente estaban pintadas de color rojo o de un azul brillante y tenían los tejados cubiertos con tejas huecas rojas. Muy a menudo se empleaba como motivo decorativo especial una cruz curlandesa rematando el frontón. Precisamente en estos cuadros que muestran las viviendas típicas de los pescadores, Pechstein aplica la pintura pastosa, siguiendo lo aprendido de Van Gogh, pero con trazos móviles, tocando sólo brevemente el lienzo con el pincel. Esta es también la técnica empleada en la Casa en la Kuhrische Nehrung. Pechstein inserta la composición en un formato cuadrado, que entonces utilizaba a menudo.
Pechstein capta las formas con generosidad y maestría. Los colores, potenciados por los contrastes, alcanzan su máxima intensidad lumínica; adquieren una función determinante en la composición, al integrar en una unidad el primer plano y el fondo. Aunque parecen existir reminiscencias de Van Gogh, Pechstein va aún más lejos. Se percibe de manera tangible la influencia de la pintura de los fauves, que Pechstein había estudiado a fondo en París. Los golpes de pincel, antes compactos, son ahora más sueltos y dan paso a una forma de expresión más libre, que actúa a través de manchas de color. Pechstein crea un estilo que podemos calificar de fauve-expresionismo. Logra una expresión ligera y liviana, que rara vez se halla en el arte alemán.
La primera estancia de Pechstein en Nidden está definida por esta «nota francesa» en la expresión. Si los cuadros que presentó en la primavera de 1909 en la exposición de la Berliner Secession, en cierto sentido, aún estaban estrechamente vinculados a las fórmulas de la pintura oficial, las semanas pasadas en Nidden tuvieron un efecto liberador sobre su estilo. Los cuadros que Pechstein realizó en Nidden no sólo tienen una importancia decisiva para la evolución del estilo personal de Pechstein, sino que también abren nuevos caminos al arte alemán de su época.
Magdalena M. Moeller