Verano
Desde el momento en que Max Pechstein viajó por primera vez a Nidden durante el verano de 1909, esta pequeña aldea de pescadores se convertiría en el paraíso nórdico del artista. Situada junto a una albufera separada del mar por una estrecha franja de tierra denominada Kurische Nerhung, en el extremo este de la costa báltica de la Prusia oriental, actualmente Lituania, Nidden era desde finales del siglo XIX un lugar habitual de peregrinación de artistas en busca del paisaje virgen de aquellas tierras remotas. Como les ocurrió a Heckel y Schmidt-Rottluff, que habían descubierto en 1907 el pueblo de Dangast, en la costa del Mar del Norte, Pechstein encontró en Nidden un paisaje intacto, preindustrial, un lugar donde vivió una experiencia vital en perfecta sintonía con la naturaleza que le llevaría a desarrollar su labor creadora sin inhibiciones y a madurar su propio estilo pictórico.
Pechstein regresó a Nidden en 1912 y, de nuevo en 1919 y 1920, después de su viaje a los Mares del Sur y de su participación en la Gran Guerra. En 1919, el artista, profundamente afectado por los horrores de la contienda, en la que combatió en las filas del ejército alemán, se sintió sorprendido al comprobar que Nidden después de siete años se encontraba intacta. Según cuenta en su autobiografía, su regreso hizo que sus obras de entonces «algo torpes, titubeantes y de formas angulosas», se tornaran otra vez ágiles y expresivas, gracias a que en este enclave se volvió «a impregnar de la libertad sin trabas que todavía existía allí».
En 1921, cuando Nidden dejó de pertenecer a Alemania en virtud del tratado de Versalles, el artista se lanzó a la búsqueda de un nuevo enclave en la costa báltica. Se instaló en Leba (Pomerania, hoy Polonia) donde encontró un paisaje que en cierto sentido le recordó a su amada albufera. “Aunque allí vivían otras personas, otros tipos de pescadores, […] la vasta zona de dunas tenía cierta similitud con la Kurische Nehrung, lo que me hizo querer trabajar aquí”, recordaría años más tarde.
Los primeros desnudos al aire libre de Pechstein habían sido realizados en los lagos de Moritzburg durante el verano de 1910, pero fue en la costa báltica cuando se dedicó al desnudo con mayor intensidad. Pechstein pintó allí numerosas escenas de desnudos en el paisaje o en medio de las olas, utilizando como modelos tanto a su mujer como a las hijas de los pescadores que, cuando hacía buen tiempo, se bañaban desnudas. En el cuadro perteneciente al Museo Thyssen-Bornemisza contemplamos tres figuras de formas angulosas y pieles tostadas secando sus cuerpos al sol en medio de las dunas. El sol abrasador del mediodía propaga una luz dorada en toda la composición.
La obra perteneció al amigo del pintor, el marchante alemán emigrado a Estados Unidos Karl Lilienfeld, quien, desde la apertura de su galería de Nueva York en 1932, presentó sucesivamente la obra de Pechstein al público americano, en especial tras la llegada al poder de los nazis, la declaración de su pintura como arte degenerado y la consecuente confiscación de sus obras de los museos alemanes.
Paloma Alarcó