El norteamericano John Frederick Peto comenzó su carrera de pintor de manera autodidacta. Criado por su abuela, con la que viviría hasta entrados los veinte años, demostró desde niño un gran interés por el dibujo y la pintura. Su primera obra datada es de 1875, realizada dos años antes de comenzar a asistir a las clases de la Pennsylvania Academy of the Fine Arts. Durante esta época entró en contacto con William M.Harnett, que por aquellos años había vuelto a instalarse en Filadelfia y asistía, como Peto, a las clases de la academia. Los bodegones de Harnett y su uso de la técnica del trampantojo influyeron de forma decisiva en el desarrollo artístico del pintor, que se dedicaría preferentemente a cultivar este mismo género.

En 1887 contrajo matrimonio, y dos años más tarde se trasladó a vivir junto a su esposa a Island Heights, un lugar de veraneo de la costa de Nueva Jersey, donde pasaría el resto de su vida. Murió en 1907, víctima de una penosa enfermedad que afectó a sus riñones, tras haber pasado sus últimos años alejado de cualquier tipo de contacto con el mundo artístico. Peto no fue un artista aclamado en su tiempo. No tuvo éxito ni con el gran público, ni con la crítica, y tras su muerte, el olvido se cernió sobre su obra. A pesar de que hoy en día se diferencia su estilo y su personal y enigmática iconografía de la obra de su contemporáneo Harnett, durante mucho tiempo se atribuyeron a este último gran número de las pinturas de Peto. Sólo el estudio sobre el trampantojo de Alfred Frankenstein en la década de 1940 lograría reconocer en Peto al mejor discípulo de Harnett y uno de los más destacados pintores de naturalezas muertas del siglo XIX americano.

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