Retrato de una joven de perfil con una máscara en la mano derecha
hacia 1720 - 1730
Óleo sobre lienzo.
46 x 36,2 cm
Colección Carmen Thyssen
Nº INV. (
CTB.1999.5
)
No expuesta
Esta joven, que da la sensación de haberse vuelto de repente hacia la derecha, aparece representada en un interludio de las celebraciones de Carnaval, sosteniendo delicadamente entre el índice y el pulgar la mascarita que habrá de dificultar su identificación. Sobre los hombros, algo abierto para descubrir el casto escote, luce el mantón negro propio de la bautta, el traje típico de las mujeres venecianas.
La atribución cronológica del cuadro -en el que se basa el grabado de Franz Xaver Jungwirth, ejecutado, junto a otros, poco después de mediados del siglo XVIII- a los primeros años de madurez del artista, es decir a la década de 1720, ciertamente plausible desde el punto de vista estilístico, tal vez pueda deducirse también de un dato externo: la identificación de la retratada con Rosa Muziolo (1701-1771), modelo y, a partir de 1724, esposa de Piazzetta.
Aun poniendo en tela de juicio esta identificación, no cabe duda de que el semblante femenino plasmado en el pequeño lienzo Thyssen aparece reiteradas veces en el repertorio de obras de Piazzetta, y ello con tal insistencia que al menos cabe pensar que existía cierta familiaridad entre el artista y la modelo.
Si, tal como considera Knox, Rosa Muziolo, con poco más de veinte años de edad, es el personaje representado en un dibujo perteneciente a las colecciones reales del castillo de Windsor, en el que aparece el busto de una joven de perfil izquierdo, con las manos juntas, habría que identificar a Rosa con la Susana del famoso lienzo de Piazzetta que hoy se encuentra en los Uffizi (y que perteneció durante algún tiempo al hermano de Francesco Algarotti, el conde Bonomo), cuya ejecución, a más tardar a principios de la década de 1720, confirmaría la hipótesis de Knox.
Limitándonos a seguir el fil rouge de esta imagen de muchacha de perfil que sostiene en la mano derecha su mascarita de Carnaval («el rostro»), comprobaremos que, a pesar de lo limitado del tema, habremos realizado un viaje útil -no sólo iconográfico- al mundo de Piazzetta.
Por lo tanto a Rosa Muziolo hay que considerarla como la protagonista de algunos de los cuadros más famosos de su ilustre marido, a pesar de llevar la impronta de un «neoseiscientismo» y ofrecer una fuerza compositiva tenebrista que no se encuentran en la delicada caracterización «doméstica» del retrato Thyssen.
¿Cómo no recordar a la implacable ejecutora de la Judit y Holofernes de la Academia de San Lucas de Roma, de mejillas apenas algo más redondas, o a la protagonista de la Rebeca junto al pozo del Museo de Brera? La ejecución de esta obra maestra se suele fechar a mediados de la década de 1730, lo cual podría explicar, frente a la tersura veinteañera de la protagonista del lienzo de Carmen Thyssen, unos rasgos algo más entrados en carnes, unos volúmenes más rotundos.
Si la analogía de la posición de perfil con respecto a la tabla ovalada de la Fortaleza de la capilla del Sacramento de San Zanipolo de Venecia puede parecer meramente mecánica (se trata en cualquier caso de una imagen ejecutada en torno a 1727, es decir en fecha no demasiado alejada de la del Retrato Thyssen), llama en cambio poderosamente la atención el caso de la mujer de pie en el célebre Paseo campestre del Wallraf-Richartz-Museum de Colonia, pintado para el mariscal Von der Schulenburg (junto con la no menos famosa Escena pastoril que actualmente se encuentra en Chicago, cuya protagonista habría que identificar con Rosa Piazzetta). Sin embargo es cierto que este perfil de mujer en marcado escorzo, con los párpados entornados, al fin y al cabo estereotipado y de marcada geometría -y por ello casi digno de un Bencovich-, parece estar más bien en deuda con la idea de la imagen ideal d'antan de la esposa, que en el momento de ejecutar el cuadro Schulenburg ya tiene cuarenta años bien cumplidos.
Se puede identificar una fisonomía de mujer joven, cuyo rostro presenta unos huesos algo más marcados, en un folio de las Gallerie dell'Accademia de Venecia (Muchacha con jarrón, 375 x 270 mm); hay que tener igualmente en cuenta el estudio que se conserva en las Civiche Raccolte di Disegni e Stampe del Castello Sforzesco (carboncillo y toques de clarión, 241 x 186 mm), de Milán, utilizado para la Florecilla del amor del Museum of Art de Cleveland (402 x 549 mm).
Roberto Contini
La atribución cronológica del cuadro -en el que se basa el grabado de Franz Xaver Jungwirth, ejecutado, junto a otros, poco después de mediados del siglo XVIII- a los primeros años de madurez del artista, es decir a la década de 1720, ciertamente plausible desde el punto de vista estilístico, tal vez pueda deducirse también de un dato externo: la identificación de la retratada con Rosa Muziolo (1701-1771), modelo y, a partir de 1724, esposa de Piazzetta.
Aun poniendo en tela de juicio esta identificación, no cabe duda de que el semblante femenino plasmado en el pequeño lienzo Thyssen aparece reiteradas veces en el repertorio de obras de Piazzetta, y ello con tal insistencia que al menos cabe pensar que existía cierta familiaridad entre el artista y la modelo.
Si, tal como considera Knox, Rosa Muziolo, con poco más de veinte años de edad, es el personaje representado en un dibujo perteneciente a las colecciones reales del castillo de Windsor, en el que aparece el busto de una joven de perfil izquierdo, con las manos juntas, habría que identificar a Rosa con la Susana del famoso lienzo de Piazzetta que hoy se encuentra en los Uffizi (y que perteneció durante algún tiempo al hermano de Francesco Algarotti, el conde Bonomo), cuya ejecución, a más tardar a principios de la década de 1720, confirmaría la hipótesis de Knox.
Limitándonos a seguir el fil rouge de esta imagen de muchacha de perfil que sostiene en la mano derecha su mascarita de Carnaval («el rostro»), comprobaremos que, a pesar de lo limitado del tema, habremos realizado un viaje útil -no sólo iconográfico- al mundo de Piazzetta.
Por lo tanto a Rosa Muziolo hay que considerarla como la protagonista de algunos de los cuadros más famosos de su ilustre marido, a pesar de llevar la impronta de un «neoseiscientismo» y ofrecer una fuerza compositiva tenebrista que no se encuentran en la delicada caracterización «doméstica» del retrato Thyssen.
¿Cómo no recordar a la implacable ejecutora de la Judit y Holofernes de la Academia de San Lucas de Roma, de mejillas apenas algo más redondas, o a la protagonista de la Rebeca junto al pozo del Museo de Brera? La ejecución de esta obra maestra se suele fechar a mediados de la década de 1730, lo cual podría explicar, frente a la tersura veinteañera de la protagonista del lienzo de Carmen Thyssen, unos rasgos algo más entrados en carnes, unos volúmenes más rotundos.
Si la analogía de la posición de perfil con respecto a la tabla ovalada de la Fortaleza de la capilla del Sacramento de San Zanipolo de Venecia puede parecer meramente mecánica (se trata en cualquier caso de una imagen ejecutada en torno a 1727, es decir en fecha no demasiado alejada de la del Retrato Thyssen), llama en cambio poderosamente la atención el caso de la mujer de pie en el célebre Paseo campestre del Wallraf-Richartz-Museum de Colonia, pintado para el mariscal Von der Schulenburg (junto con la no menos famosa Escena pastoril que actualmente se encuentra en Chicago, cuya protagonista habría que identificar con Rosa Piazzetta). Sin embargo es cierto que este perfil de mujer en marcado escorzo, con los párpados entornados, al fin y al cabo estereotipado y de marcada geometría -y por ello casi digno de un Bencovich-, parece estar más bien en deuda con la idea de la imagen ideal d'antan de la esposa, que en el momento de ejecutar el cuadro Schulenburg ya tiene cuarenta años bien cumplidos.
Se puede identificar una fisonomía de mujer joven, cuyo rostro presenta unos huesos algo más marcados, en un folio de las Gallerie dell'Accademia de Venecia (Muchacha con jarrón, 375 x 270 mm); hay que tener igualmente en cuenta el estudio que se conserva en las Civiche Raccolte di Disegni e Stampe del Castello Sforzesco (carboncillo y toques de clarión, 241 x 186 mm), de Milán, utilizado para la Florecilla del amor del Museum of Art de Cleveland (402 x 549 mm).
Roberto Contini