Cabeza de hombre
Entre 1912 y 1914, los años de desarrollo del cubismo sintético, Picasso pintó numerosos retratos. En esta Cabeza de hombre, de la colección del Museo, realizada, según Pierre Daix a finales de 1913, a la influencia de los papiers collés se une la síntesis formal de la nueva evolución del lenguaje cubista. Como se puede apreciar, las diferentes partes aplanadas del personaje aparecen superpuestas sin ninguna referencia de profundidad, al tiempo que la variedad de texturas y algunos fragmentos reconocibles y concretos —como el bigote, la oreja, los ojos, el cabello, la pajarita o el cuello de piel— aportan una cierta noción de realidad a la composición. Christopher Green hace referencia a las analogías existentes con las cabezas de formas angulares realizadas durante los meses pasados en Céret junto a Eva, y Douglas Cooper, por su parte, sugiere que determinados elementos —como el bigote, la pipa o el cuello de piel— nos hablan de un personaje distinguido, que incluso luce el prestigioso distintivo de la Légion d’honneur en la solapa. Quizás por ese motivo, Palau i Fabre titula el cuadro Cabeza de hombre con pipa (El elegante).
Se desconoce la procedencia temprana del cuadro, pero antes de 1953 pertenecía a la Galerie Jeanne Bucher de París, que abrió al público en 1925, y perteneció a G. David Thompson de Pittsburgh y a la colección Leumann de Turín antes de entrar en la colección Thyssen-Bornemisza.
Paloma Alarcó