Bodegón con manzanas
Aunque Prendergast conoció la obra de Cézanne ya en 1898-1899, fue durante su estancia en Europa en 1907 cuando el francés le influyó de forma decisiva. «Al principio, cuando llegué aquí, me sentí algo desconcertado», escribió el artista, «pero creo que Cézanne me marcará más que los demás». También observó que Cézanne «consigue el color más maravilloso que existe, una especie de gris polvoriento» y que deja «todo en manos de la imaginación. Eran estupendos por su sencillez y sus cualidades sugerentes». En Naturaleza muerta con manzanas, la deuda de Prendergast con Cézanne se advierte en la inclinación del tablero de la mesa, en las distintas perspectivas, en el modelado a través del color más que del tono, en el colorido más matizado y en el tratamiento sugerente de las formas. Sin embargo, la obra carece de las sutiles estructuras y tensiones que consigue del maestro francés, pues los objetos del bodegón de Prendergast se presentan como una extensión de formas a modo de tapiz sobre la superficie de la composición. Las anchas pinceladas planas de las hojas del geranio en el tiesto revelan las enseñanzas de Matisse. No cabe duda de que Prendergast realizó en un cuaderno apuntes del Pez de colores y escultura de 1911 (Nueva York, Museum of Modern Art) y de la segunda versión de Capuchinas delante de «La Danza» 1912 (Nueva York, Metropolitan Museum of Art), cuando estas obras de Matisse se expusieron en el Armory Show en 1913.
Prendergast pintó no menos de catorce naturalezas muertas con manzanas, cinco de las cuales contienen plantas en tiestos, y que actualmente se fechan entre c. 1910 y 1913. Cuando Prendergast visitó a William Glackens y a su mujer en 1912, pintó de forma espontánea al aire libre un estudio de manzanas verdes sobre el verde césped de sus anfitriones (Manzanas y una pera sobre la hierba, 1912, Fort Lauderdale, FL, Museum of Art), resolviendo con éxito en el lienzo lo que se consideraba un duro desafío estético; regaló la obra a los Glackens. Richard J. Wattenmaker ha sugerido que es posible que el artista se dedicara de lleno a los bodegones en aquella época, durante la convalecencia de su enfermedad en Venecia.
Las piezas de cerámica azules y blancas de la naturaleza muerta de Prendergast pueden ser las «dos preciosas vasijas de cerámica persa antigua en las que guardaban algunas piezas de brocado antiguo» que el hijo de William Glackens vio en la residencia del número 50 de Washington Square, a la que Maurice y Charles Prendergast se trasladaron en 1914. Más tarde, la «vasija persa azul» quedó relegada a un fin más utilitario, pues Walter Patch observó que «estuvo muchos años en su estudio sirviendo de recipiente para los pinceles». Los demás elementos del bodegón de Prendergast son objetos habituales relacionados con este género, y no los cachivaches más exóticos que Maurice y su hermano coleccionaban en su taller.
Nancy Mowll Mathews ha señalado que era en los objetos más vulgares que Cézanne utilizaba para sus naturalezas muertas donde Prendergast y muchos de los otros modernistas norteamericanos hallaban mayor espiritualidad. En «Extracts from "The Spiritual in Art"» [«Pasajes de Lo espiritual en el arte»], texto que se publicó en Camera Work en 1912 y que influyó en muchos artistas norteamericanos, Wassily Kandinsky decía que Cézanne había «elevado la nature morte a un nivel en el que las cosas externamente muertas se convierten en objetos esencialmente vivientes» y que «tenía el don de percibir la vida interior de todas las cosas».
Fue Charles, el hermano del artista, quien hizo el marco de Naturaleza muerta con manzanas.
Kenneth W. Maddox