El hipódromo (Piazza Siena, Jardines Borghese, Roma)
1898
Acuarela sobre Papel.
35,6 x 46,6 cm
Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid
Nº INV.
718
(1982.6
)
No Expuesta
Planta segunda
Colección permanente
Planta primera
Colección permanente
Planta baja
Colección Carmen Thyssen y salas de exposiciones temporales
Planta -1
Sala de exposiciones temporales, salón de actos y taller EducaThyssen
La obra del pintor norteamericano Maurice Prendergast está estrechamente vinculada con el postimpresionismo europeo. Durante sus años de formación en París recibió la influencia de la obra de Paul Cézanne y se sintió interesado por Édouard Vuillard y Pierre Bonnard, cuyo influjo le llevó a cultivar un tipo de pintura plana, colorista y decorativa, con escenas urbanas al aire libre.
En 1898, una vez que hubo alcanzado un cierto prestigio en Boston, donde residía entonces, Maurice Prendergast viajó de nuevo a Europa. En esta ocasión recorrió Italia, donde visitó, entre otras ciudades, Venecia, Siena, Florencia y Roma. Si bien en sus pinturas italianas su estilo pictórico no se vio alterado, se detecta una mayor fluidez del color y una mejor cohesión entre los personajes de sus cuadros. El hipódromo, una acuarela pintada en los jardines Borghese de Roma, está ejecutada con su personal factura de pequeñas manchas de color, engarzadas unas con otras a modo de mosaico. A pesar de la colocación de la línea del horizonte muy alta, lo que confiere un carácter plano a la composición, aquí Prendergast quiere enfatizar la profundidad a base de las líneas curvas que delimitan la pista por la que se efectúa la carrera. La tonalidad fría de las diferentes gamas de verde sólo se rompe en las minúsculas notas de color de los vestidos de los paseantes.
Esta acuarela, como la mayoría de las obras pintadas durante su viaje a Italia, fue presentada en su exposición individual celebrada en la Macbeth Gallery de Nueva York a comienzos de 1900. En su crónica de la muestra, The New York Times descubría «una ligera insinuación japonesa en sus diminutas figuras con sus atuendos festivos y sus sombrillas» y, como conclusión, calificaba a Prendergast como «una gran promesa».
La acuarela perteneció a su hermano Charles Prendergast, que la consideraba una de las obras más delicadas de Maurice. Este prestigioso enmarcador de pinturas también poseía una versión en óleo con este mismo título.
Paloma Alarcó
En 1898, una vez que hubo alcanzado un cierto prestigio en Boston, donde residía entonces, Maurice Prendergast viajó de nuevo a Europa. En esta ocasión recorrió Italia, donde visitó, entre otras ciudades, Venecia, Siena, Florencia y Roma. Si bien en sus pinturas italianas su estilo pictórico no se vio alterado, se detecta una mayor fluidez del color y una mejor cohesión entre los personajes de sus cuadros. El hipódromo, una acuarela pintada en los jardines Borghese de Roma, está ejecutada con su personal factura de pequeñas manchas de color, engarzadas unas con otras a modo de mosaico. A pesar de la colocación de la línea del horizonte muy alta, lo que confiere un carácter plano a la composición, aquí Prendergast quiere enfatizar la profundidad a base de las líneas curvas que delimitan la pista por la que se efectúa la carrera. La tonalidad fría de las diferentes gamas de verde sólo se rompe en las minúsculas notas de color de los vestidos de los paseantes.
Esta acuarela, como la mayoría de las obras pintadas durante su viaje a Italia, fue presentada en su exposición individual celebrada en la Macbeth Gallery de Nueva York a comienzos de 1900. En su crónica de la muestra, The New York Times descubría «una ligera insinuación japonesa en sus diminutas figuras con sus atuendos festivos y sus sombrillas» y, como conclusión, calificaba a Prendergast como «una gran promesa».
La acuarela perteneció a su hermano Charles Prendergast, que la consideraba una de las obras más delicadas de Maurice. Este prestigioso enmarcador de pinturas también poseía una versión en óleo con este mismo título.
Paloma Alarcó