Joshua Reynolds
Este lienzo lleva vinculado a la colección Thyssen-Bornemisza desde 1930, cuando participó en la exposición de Múnich de la Neue Pinakothek. El catálogo de esa muestra, donde la obra estaba asignada a Reynolds como original, se limitó a facilitar datos básicos, como el tipo de soporte, técnica y medidas, sin proporcionar referencias adicionales sobre su procedencia. En el catálogo de la colección de 1937, dirigido por Rudolf Heinemann, se repitió la misma información que en la publicación de 1930.
La pintura es una copia del autorretrato conservado en la colección real británica, imagen del artista bastante popular a juzgar por el número de versiones, copias y trabajos en miniatura que nos han llegado. Malone comentó sobre él que era un reflejo fiel del pintor, que evidenciaba el aspecto de sus últimos años. La pintura del Museo Thyssen-Bornemisza toma todo de esta obra de la colección real británica: la disposición del cuerpo, el rostro con sus lentes vuelto de frente, el peinado recogido con mechones a los lados. También se inspiró en ella para la indumentaria del pintor: una chaqueta oscura sobre la que destaca un cuello alto y unas solapas blancas. No obstante, el autorretrato de la colección real británica presenta a Reynolds casi de medio cuerpo, con su brazo izquierdo extendido y separado del tronco, detalle este por el que el encuadre de la pintura del Museo está más próximo a la versión de la Dulwich Picture Gallery de Londres, donde el brazo se pega al tronco. En cuanto a la fisonomía del pintor, en el cuadro del Museo se detectan diferencias sustanciales con respecto al de la colección real británica, pues la frente es más alta, las mejillas resultan planas y la nariz es más larga, recta y estrecha; asimismo carece del ensanchamiento en la zona inferior y de la forma redondeada con que el artista la reproduce en otros autorretratos. Como en las pinturas inglesas, el pintor también emerge de un fondo oscuro recibiendo la luz en su rostro.
Sin embargo, en las dos telas anteriormente mencionadas esta luz está bastante más matizada que en nuestro cuadro, resultando reveladora la construcción, en penumbra, de la mejilla izquierda, que en la obra del Museo Thyssen-Bornemisza se resuelve con un contraste brusco. También en ella percibimos una sombra intensa que oscurece el cristal del anteojo izquierdo y perfila con dureza el contorno de esa parte del rostro.
Reynolds se retrató varias veces a lo largo de su vida. Sus primeros autorretratos se vinculan a su juventud, como el conservado en una colección privada y fechado hacia 1746. El autorretrato de la colección real británica, que se ha datado hacia 1788, fue el único en el que el artista se representó con anteojos.
Mar Borobia