Neptuno y Anfitrite
Sebastiano Ricci, en estos dos lienzos que forman pareja, ha representado los esponsales de dos divinidades: Neptuno, dios del mar, y Baco, dios del vino. Las telas se han fechado en los primeros años de la década de 1690, coincidiendo con la estancia del pintor en Roma. Entre las pinturas más relevantes que el artista ejecutó durante ese periodo ocupa un lugar especial el fresco encargado por la familia Colonna para la Sala degli Scrigni de su palacio, en el que se representa La gloria de Marcantonio II Colonna. En los cuatro años que pasó en la capital romana, hasta 1694, fecha en la que inició su viaje a Lombardía, Sebastiano prestó una mayor dedicación a los temas mitológicos.
En cuanto a la procedencia de esta pareja los datos que conocemos proceden del siglo XX. Ambas pinturas estuvieron en la colección Suida Manning de Nueva York, de allí pasaron a Italia, al marchante afincado en Campione d’Italia Silvano Lodi, a quien se adquirieron en 1982 para la colección Thyssen-Bornemisza. Los óleos permanecieron inéditos hasta su publicación, en 1986, en el catálogo de la Colección a cargo de Gertrude Borghero, y desde ese momento figuraron en las sucesivas ediciones en las que sistemáticamente se fue revisando el fondo artístico reunido en Villa Favorita.
En el lienzo con Baco y Ariadna, Ricci representa el festín que tiene lugar tras sus esponsales. Ariadna, hija del rey Minos de Creta, estaba enamorada de Teseo, al que ayudó a salir del laberinto de la isla con la ayuda del célebre ovillo; sin embargo, Teseo terminó por abandonarla en la isla de Naxos. La muchacha, desesperada, como cuenta Ovidio en Las Metamorfosis, fue consolada por Baco, que le ofreció hacerla su esposa. Baco, además, envío al cielo una corona que le había regalado y cuyas perlas se transformaron en astros que ocuparon su lugar en el firmamento entre las constelaciones del Dragón y de la Serpiente. En el séquito que acompaña a los esposos y como testigos, Ricci ha incluido al tigre y a la pantera, tumbados a la izquierda de la pintura, animales que habitualmente tiran del carro del dios. Los protagonistas de la historia están plácidamente sentados, ligeramente desplazados del eje central, mientras una sátira llena con vino la taza que sostiene Ariadna y otra joven se disponen a colocar en su cabeza la corona, regalo de bodas. La comitiva que acompaña a la pareja en tan alegre celebración son personajes ligados a Baco, como los putti, colocados en primer término, o las figuras de rasgos salvajes, como la que toca la pandereta en primer plano.
En el caso de Neptuno y Anfitrite, la escena, como corresponde al dios del mar que identificamos por su tridente y corona, así como por los rasgos ancianos con los que se le suele representar, transcurre en el mar. Anfitrite era una nereida, ninfa marina hija de Nereo, que en un primer momento había rechazado la propuesta de matrimonio del dios y que, para evitar una segunda oferta, optó por esconderse. Sin embargo, Neptuno envío a unos delfines a buscarla para convencerla de su proposición, animales estos que cumplieron su misión y fueron recompensados con una constelación. Ricci ha organizado su óleo con un grupo compacto en el centro, donde la nereida y el dios ocupan un trono que se eleva por encima de las olas y de la comitiva marina formada por putti, nereidas, animales fantásticos y un tritón que hace sonar una caracola. Anfitrite sostiene en sus manos una tela que lanza al viento y que es un atributo característico de las diosas marinas de la Antigüedad.
Estas dos pinturas de Ricci, organizadas con habilidad, se construyen con un colorido vivo y con un juego llamativo de matices. En ambas, las tonalidades que emplea para sus protagonistas tienen como objetivo resaltar sus carnaciones para convertirlas en los verdaderos focos de atención. Sus cuerpos se modelan con formas redondeadas y luminosas, muy acabadas, que sobresalen entre las pieles más rojizas y terrosas de sus respectivos séquitos. Ambos lienzos se han comparado con composiciones de Ricci, como es el caso de Baco y Ariadna y una Bacanal que perteneció a una colección privada de Berlín, donde se han visto correspondencias entre las figuras. En el caso de Neptuno y Anfitrite, se ha mencionado la pintura con el mismo tema conservada en la colección Wax de Génova, y el trabajo de Annibale Carracci en la Galleria Farnesio.
Mar Borobia