El viejo puente
Entre 1887 y 1892 Theodore Robinson permaneció gran parte del tiempo fuera de Estados Unidos. Durante sus largas estancias en Europa visitó las localidades francesas de Barbizon, Dieppe, Arconville y residió principalmente en Giverny, donde asimiló las enseñanzas de Claude Monet. De todos los pintores americanos que entonces comenzaban a peregrinar a este pequeño pueblo del noroeste de París, donde residía el viejo pintor impresionista, Robinson fue el que mantuvo una amistad más cercana con el maestro, a pesar de que su estilo, sobrio y seco, se encontraba bastante alejado del luminismo del francés.
El viejo puente, realizado en 1890, es una de las obras en las que se mezclan las enseñanzas recibidas de Monet y la huella que dejó en Robinson la estricta formación académica recibida en su juventud. Aunque el pintor, al igual que los impresionistas franceses, intentaba captar un determinado instante y, a través de una pincelada suelta, pretendía representar los efectos fugaces de la escena, las formas geométricas del puente conceden a la composición una estructura potente y rotunda. El artista escribía en sus diarios que su aspiración era armonizar la luminosidad de la luz del exterior con la austeridad y la sobriedad que siempre ha caracterizado a la pintura de calidad.
Paloma Alarcó