El retorno de la huida a Egipto
Este cuadro es un ejemplo típico de las repetitivas composiciones clasicistas del pintor de Viterbo, cuyo estilo apenas presenta evolución alguna. A pesar de este inconveniente, esta obra podría fecharse, a juzgar por sus rasgos estilísticos, en la década de 1630, poco después de que Romanelli encomendara su propia formación artística a Pietro da Cortona. La datación se justificaría comparando esta obra con un lienzo del gran maestro del barroco, El rapto de Helena, de la Pinacoteca Capitolina, con el que el Retorno de la huida a Egipto de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza coincide en las tenues y tensas líneas faciales de los protagonistas y la espontaneidad de la pincelada que producen en la obra romana una impresión, probablemente intencionada, de obra inconclusa.
Sin embargo, cualquier intento de determinar la fecha de ejecución de este cuadro basándose en su estilo es ocioso, pues muestra estimables coincidencias -aunque como veremos mutiladas- con un encargo que le hizo en 1635 el cardenal Francesco Barberini para la galería de su propia residencia en el Palazzo della Cancelleria. El lienzo está documentado varias veces en los archivos Barberini, y de estos datos se deduce que la obra terminaba en arco en la parte superior y su formato era vertical en lugar de horizontal como lo es hoy. En la parte que falta incluía a Dios Padre y al Espíritu Santo sobre unas nubes: «Adi 20 Maggio 1635/ Fatto fare al Sig.re Gio. Francesco pittore Romanelli Un quatro fatto p di sopra a menzo torno alto palmi nove largo palmi setti menzo con la Madonna che tiene p la mano Jesuchristo ch vanno à piedi in viaggio con Gioseppe et Angelo che mena p la corda l'Asinello e paesi et arbori, et per disopra un Dio padre con nuvole et l'ospirito Santo sotto De quale ne fo fatto copia da Sig.re Mariano Vecchio et ritoccato dal detto Sig.re Gio. Francesco et fo donato alle Moniche [...]» (Biblioteca Vaticana, Archivo Barberini, Libro di Ricordi della Guardaroba, signatura C, 1633-1935, c. 55r.)
Posteriormente el lienzo vuelve a aparecer en los inventarios de la colección de Francesco Barberini realizados en 1649 y en 1679, en el primer caso con su correcta paternidad y en el segundo, sorprendentemente, privado de la especificación de su autor. Posteriormente el cuadro pasó por herencia a manos del príncipe Maffeo Barberini; a su fallecimiento, figura en el inventario de su residencia de la Villa Bagnaia, en 1686, donde se asocia nuevamente al nombre de su autor. Luego el lienzo pasa a manos del cardenal Benedetto Barberini, figurando con el número 457 del inventario de sus bienes realizado en 1844, en el que se citan sus medidas que tienen un palmo más de altura («al. pl 10, lar. pl 8»); luego pertenece al duque Carlo Felice Barberini, y a continuación lo hereda su hija, la princesa Anna Corsini (fallecida en 1911). Figura con el número 198 en el inventario redactado a la muerte de la princesa Anna de las obras existentes en el palacio de Tagliacozzo, en los Abruzos: «Huida a Egipto, Giovan Francesco Romanelli. Altura m 2, 18 x 1, 90, Liras 1000». El viudo de Anna, el príncipe Tommaso Corsini, le sobrevive apenas ocho años. A su muerte, acaecida en 1919, el cuadro vuelve a aparecer en Florencia, en manos de Riccardo Funghini en 1952, el cual lo vende a Mary H. Zimmerman, coleccionista de arte de Detroit.
Hasta 1696 en los documentos Barberini aparece descrito como rematado en redondo y -como ya hemos dicho- con una representación de Dios Padre y del Espíritu Santo entre nubes, por encima de la Sagrada Familia que regresa de Egipto (Aronberg Lavin 1975, p. 35). A partir de esta fecha, no se vuelve a mencionar el fragmento de pintura de la parte redondeada, manteniendo no obstante el cuadro su verticalidad. Subsisten no obstante restos evidentes de pigmento rojo en el límite del soporte superior (residuo del manto de Dios Padre).
Indudablemente existe una densa red de relaciones morfológicas, para empezar en el modelo del rostro del Niño Jesús, cuya inclinación diagonal nos invita a considerar su parecido con la Sibila de la Galleria Borghese de Roma, con el protagonista del retablo del altar mayor del Duomo de Viterbo (La gloria de san Lorenzo), y sobre todo con el fresco de Orión del Palazzo Costaguti de Roma -aunque ésta es obra de finales de la década de 1640, después de la estancia de Romanelli en París-. Del mismo modo, en san José se aprecia una afinidad morfológica, en imagen especular, con el Plutón de El rapto de Proserpina vendido por Christie's en Roma (cuadro redondo de 66 centímetros de diámetro, subastado el 19 de mayo de 1978, lote 219), mientras que, por ejemplo, la lánguida expresión del rostro del ángel que aparece a la izquierda en el Retorno de la huida a Egipto recuerda la Santa Cecilia de la Pinacoteca Capitolina. Y mientras que, desde un punto de vista estrictamente tipológico, existen motivos para hacer una lectura del cuadro que aquí comentamos junto con el de José interpreta el sueño del faraón, expuesto en la Heim Gallery de Londres en el verano de 1976, tanto en lo que se refiere a la figura de José (proyectándola en la del personaje que aparece a la izquierda del faraón) como a la del ángel que sostiene al asno del ronzal (que se corresponde con la figura del extremo izquierdo de un grupo de tres), en un contexto estilístico más amplio se impone el análisis de dos de los más conspicuos frutos de la producción de caballete de Romanelli: La adoración de los pastores, que estuvo en Londres, en manos de Colnaghi (1962), y la pintura ovalada del Musée des Jacobins de Morlaix que representa a Venus y Adonis. En general, el primer cuadro presenta un planteamiento estilístico y tipológico muy próximo al de este Retorno de la huida a Egipto, alcanzando el punto culminante de coincidencia «lingüística» en el grupo con san José, un niño con una paloma y una aldeana. El segundo lienzo muestra indicios todavía más intensos de una posible contemporaneidad de concepción, pues resulta innegable la similitud entre el rostro de la figura de Venus y el de la Virgen, protagonista del cuadro de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza. Finalmente, el aspecto familiar de Adonis, casi puede superponerse al ángel de la izquierda del Retorno de la huida a Egipto de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza. Tiene más o menos la misma postura que el san José de Romanelli.
Roberto Contini