Paisaje de invierno
Los paisajes invernales ambientados en el campo, en las ciudades o en sus alrededores, en los que se interpreta desde distintas ópticas las consecuencias del invierno, habían sido representados por artistas de generaciones anteriores a la de Ruisdael como Jan van Goyen, Aert van der Neer o Jan van de Cappelle. Con este motivo se conocen aproximadamente unos treinta óleos de Ruisdael, ninguno de ellos fechado, en los que se mantienen en líneas generales el formato pequeño. Ruisdael, según parece, incluyó este tema en su catálogo después de su establecimiento en Amsterdam. Como en la pintura Camino atravesando campos de trigo cerca de Zuider Zee, este tipo de paisajes, al estar tratados como tema independiente, no forman parte de series dedicadas a las estaciones o a los meses. Sus paisajes recogen el aspecto de los caminos, de los campos de Holanda y de sus bosques bajo el efecto de la nieve, de los canales helados próximos a las aldeas o de los alrededores de las granjas y de los pueblecitos donde, a veces, encontramos grandes molinos cuyas aspas se recortan sobre un pesado celaje.
Ruisdael, cuando incluyó en su repertorio el tema invernal, lo hizo desde un prisma distinto al de otros artistas, pues lo enfocó para reflejar la dureza de la estación, y sus incomodidades, sin resaltar el aspecto lúdico que la nieve y el hielo podían ofrecer. En esta pintura, con un punto de vista alto, Ruisdael ha trazado una enérgica diagonal con el canal helado que cruza la superficie pictórica. A la derecha, en el recodo del canal congelado, se ha dispuesto una serie de edificios, de aspecto funcional, que se han identificado como almacenes de turba, combustible con el que se ha relacionado la barca varada junto a la fachada de la construcción, que servía, precisamente, para el transporte de este producto. Gaskell nos cuenta que la extracción de turba fue uno de los negocios más prósperos de la economía de la República y que se transportaba por los canales, pues era una mercancía básica para determinadas fases industriales. En el lado izquierdo de la tela se ha acomodado un árbol llamativo por su inclinación, por la forma del tronco y de las ramas y por el contraste que produce en él la luminosidad de la nieve entre el follaje contra el oscurecido celaje. En los últimos planos, fundidos casi con los nubarrones negros, se vislumbra una aldea.
La pincelada aplicada en algunas zonas con poco cuidado, la simplificación y el esquematismo que se perciben en algunos fragmentos de la composición, así como las figuras, con un grupo que juega a lanzarse bolas de nieve, algo poco habitual en Ruisdael, fueron algunos de los argumentos de Gaskell cuando sugirió la posibilidad de que tal vez hubiera participado algún colaborador en la ejecución de la tela. Sin embargo, como el mismo autor comenta, poco se conoce sobre el taller de Ruisdael. El lienzo se ha comparado para su datación con dos obras: un Paisaje invernal en el Museum Boijmans Van Beuningen de Rotterdam, y una Vista de invierno del Rijksmuseum de Amsterdam.
Mar Borobia