Paisaje montañoso con un castillo
De origen flamenco, Roelandt Savery se trasladó a Haarlem con su familia cuando tenía aproximadamente nueve años, siendo su primer maestro, según Karel van Mander, su hermano Jacques. Pocos datos más se tienen sobre su formación y sobre los primeros años de actividad de este manierista. La última mención que se tiene de él, antes de abandonar los Países Bajos del Norte, es del 19 de agosto de 1603; está documentado en Praga ya en 1604 donde trabajó para Rodolfo II. Este monarca fue precisamente quien le encargó una serie de vistas topográficas del Tirol, que se realizaron en papel, y en las que Savery estuvo ocupado entre 1606 y 1608. Los apuntes con vistas de montañas, picos, saltos de agua, bosques y otros accidentes naturales fueron el tema de la petición real.
Esta tabla, en buen estado de conservación, perteneció a la colección escocesa de Arthur Kay, pasando de Londres, donde fue subastada, a Amsterdam, a la colección de Frost O. Garschagen, y fue adquirida, en 1929, para la colección Rohoncz. La pintura, integrada dentro del conjunto atesorado en Villa Favorita, participó en la exposición de Múnich de 1930, registrándose también en el catálogo que se elaboró en 1937. A la muerte del barón Hans Thyssen-Bornemisza, en 1947, el óleo pasó en herencia a la condesa Margit Batthyány, y fue recuperado, en 1986, por Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza.
Este paisaje de Savery, fechado en 1609 y firmado, está indirectamente relacionado con el encargo hecho al pintor por Rodolfo II, ya que muchos de los bocetos y dibujos que realizó durante su viaje por el Tirol sirvieron posteriormente para elaborar pinturas en el taller. El neerlandés Aegidius Sadeler, que unos años antes había realizado xilografías de trabajos de Jan Brueghel, empleó también este material.
Paisaje montañoso con un castillo es la única panorámica conocida del pintor inspirada en las vistas del Tirol. Savery compuso esta tabla con una gama reducida de color —ocre, azul y verde— que emplea con habilidad para estructurar las distintas secuencias de su pintura. Así, los ocres y marrones oscuros de los primeros planos, usados para las rocas y el bosque, dan paso a una modulación de verdes que utiliza para las montañas y praderas más próximas, dejando los azules para las cimas y picos más lejanos que se pierden entre las brumas del cielo y el río que corta la superficie. En esta naturaleza de formas afiladas, con un punto de vista elevado, descubrimos la presencia del hombre en la ciudad que se sitúa en el borde inferior derecho, en el castillo y en los pequeños personajes colocados en un pronunciado saliente rocoso. Paisaje montañoso con un castillo se ha relacionado con un dibujo de Savery de la Albertina de Viena, donde el pintor ha reproducido un conjunto similar al del ángulo izquierdo en el que destaca una acentuada diagonal creada con el tronco de un árbol caído al borde del precipicio.
Mar Borobia