Opus 30-1922 (Fábrica)
En 1922, la época en que Servranckx comenzó a introducir elementos reconocibles en su pintura, publicó un escrito programático junto a René Magritte titulado «L’Art pur: Défense de l’estétique», en el que ambos artistas aceptaban la importancia del estímulo de la «naturaleza». A pesar de que su máxima prioridad era hacer «arte puro», Servranckx no insistiría en la pintura abstracta, ya que consideraba que el pintor podía utilizar planos en profundidad donde fuera necesario para alcanzar una mayor «expresión».
Técnicamente Opus 30, de la colección Thyssen-Bornemisza, es una obra en la que se aprecia esa perfección impoluta a la que aspiraba «L’Art pur» y en este sentido es muy revelador el reverso de la obra, en el que se observa un entramado de horizontales y verticales dibujado por el pintor, ya que nos permite acercarnos a su riguroso método, común a la mayoría de sus pinturas de este periodo. Como Opus 7 y Opus 10, también fechadas en 1922, Opus 30 tiene como motivo pictórico los tejados de las naves de una fábrica. El tema tiene su origen seguramente en la arquitectura industrial del suburbio donde vivió el artista en Bruselas, pero también expresa los valores funcionalistas declarados por Le Corbusier en sus escritos publicados en L’Esprit Nouveau.
Paloma Alarcó