Mujer en la ventana
De los futuristas italianos Gino Severini era el que más conexiones francesas tenía. Residía en París desde 1906 y contrajo matrimonio en agosto de 1913 con la hija de Paul Fort, el influyente editor de la revista Vers et Prose. Durante el otoño de 1913, y probablemente a comienzos de 1914, estuvo trabajando en su texto Les Analogies plastiques dans le dynamisme, en el que investigaba sobre las «analogías plásticas» y las equivalencias cromáticas entre diferentes formas y fenómenos. El pastel del Museo Thyssen-Bornemisza, Mujer en la ventana, se sitúa en el comienzo de estas búsquedas.
La utilización por parte de los futuristas del tema de la mujer en la ventana estaba relacionada con su personal noción de simultaneidad, como síntesis entre lo que se ve y lo que se recuerda, entre consciencia y realidad, en una misma imagen. «Al pintar a una persona en un balcón, vista desde dentro del cuarto —escribía Boccioni, que en 1911 había pintado este mismo tema en Visiones simultáneas—, no limitamos la escena a lo que el marco de la ventana hace visible, sino que tratamos de representar la suma total de las sensaciones visuales experimentadas por esa persona».
En el catálogo razonado de Severini, Daniela Fonti relaciona este pastel y otro similar con el óleo Mujer en el balcón, firmado y fechado en 1914, del que sólo se ha conservado una fotografía en blanco y negro reproducida en la monografía de Severini de Pierre Courthion de 1930. Como ocurre con la otra pintura de Severini de la Colección, Expansión de la luz (Centrífuga y centrípeta), Mujer en la ventana también guarda ciertas similitudes con Sea=Dancer de la colección de Peggy Guggenheim. Todas estas composiciones comparten el mismo juego de formas planas y cilíndricas tomadas de Léger con el orfismo colorista de Delaunay y la misma disolución de volúmenes que caracteriza la obra de Severini durante este periodo.
Paloma Alarcó