La Giuseppina. El anillo
Durante su estancia en Venecia entre el otoño de 1903 y el verano de 1904, el pintor británico Walter Sickert realizó una serie de retratos de figuras femeninas, la mayoría de las veces en interiores, sentadas en el sillón floreado de su casa de la calle dei Frati. El retrato de La Giuseppina de la colección Thyssen-Bornemisza está directamente relacionado con otras obras para las que había posado la misma joven —como La Giuseppina sentada en un sillón— o con El chal veneciano, en la que aparece La Carolina, otra de sus modelos preferidas. En estas pinturas, no sólo se repite la misma disposición de las modelos sobre un sillón colocado en paralelo al plano pictórico y una sombra semejante en el lateral izquierdo, sino también una idéntica gama de colores apagados y una manera de modelar los contornos y de yuxtaponer los colores similar. Si en el cuadro de La Carolina lo que daba entidad a la pintura era el chal con el que la modelo cubría sus hombros, en el caso de La Giuseppina de la Colección, el pintor destaca el anillo que contempla la joven con su mano extendida. Por otra parte, el aire casual de la escena y la manera de disponer la figura sobre un fondo carente de profundidad nos hablan de la influencia de Degas.
Paloma Alarcó