Jugadores de billar
1920
Óleo sobre lienzo.
66 x 129 cm
Colección Carmen Thyssen
Nº INV. (
CTB.1986.18
)
Sala J
Planta baja
Colección Carmen Thyssen y salas de exposiciones temporales
Stepanova exploró todo un abanico de tendencias artísticas, desde el Simbolismo hasta el Realismo socialista, aunque en la actualidad se la reconoce principalmente por sus interpretaciones de la estética constructivista. Stepanova estaba vinculada a los principales núcleos del movimiento de vanguardia después de la Revolución, como el Inkhuk (Instituto de Cultura Artística) y los Svomas/Vkhutemas (Estudios Libres de Arte / Estudios Libres Técnicos y Artísticos del Estado) y estuvo en contacto con los más destacados artistas, poetas y cineastas de su época, entre ellos Gan, Kandinsky, Popova, Shub y, por supuesto, su marido, Rodchenko. Aun así, Stepanova no fue discípula de Rodchenko, como tampoco él lo fue de Stepanova; además, su perfil artístico era distinto del de él. Así, por ejemplo, a ella no le atraía especialmente la pintura no objetiva, no consideraba la fotografía como un sustituto de la pintura y no investigó las construcciones tridimensionales y arquitectónicas que fascinaban a Rodchenko, a pesar de que su participación en la exposición 5 x 5 = 25 celebrada en Moscú en 1921 y su apoyo al constructivismo utilitario en el Inkhuk podrían sugerir lo contrario. Por otra parte, tanto Stepanova como Rodchenko se planteaban el arte como una experiencia de comunicación pública, y no privada. Los acordes enarmónicos de la poesía visual de Stepanova resuenan en nuestros oídos, sus figuras sincopadas nos invitan a levantarnos y a movernos, sus carteles e ilustraciones de libros hacen referencia al teléfono, a la radio, al cine y a otros instrumentos de la comunicación de masas.
A este respecto, la orientación de Stepanova hacia la figura humana por un lado y hacia el arte utilitario por otro resulta lógica y comprensible, pues, lejos de ignorar dicha figura en su trabajo experimental de finales de la década de 1910 y principios de la de 1920, Stepanova siguió interesándose por ella. Tal vez una razón por la que investigó el medio del collage utilizando fragmentos de fotografías, recortes de periódico y anuncios con sus referencias directas a la vida real era que contribuía a volver a dar un contenido «legible» a la obra de arte y, en este sentido, se oponía a los sistemas abstractos como el suprematismo del mismo período. Las figuras de Stepanova representan su concepto del nuevo ser humano socialista -robótico, eficiente, dinámico- que también atrajo a Lissitzky, Malevich, Popova y Rodchenko. Estos autómatas, como los Jugadores de billar, representan la acción, pues todos están practicando algún tipo de deporte o una actividad musical o motorizada, aunque, a pesar de su cualidad mecánica, también ilustran estados emocionales particulares: agitación, obsesión, serenidad. Como explica el nieto de la artista: «Stepanova investigó posturas típicas del ser humano: sentado, de pie, bailando, saltando, hablando. El área que rodea las figuras constaba de los mismos elementos, aunque a mayor escala. Las figuras encarnaban una visión particular del mundo, basada en la geometría, la estructura y el orden».
Jugadores de billar es una obra inusualmente grande dentro de la serie de «Figuras», aunque el tema básico y la composición formal aparecen recurrentemente en muchas producciones gráficas y pictóricas de la época. Aunque Jugadores de billar es una obra de pintura, en cierto modo Stepanova utilizó un planteamiento propio de un ejercicio gráfico, definiendo las formas con marcada claridad, resaltando las áreas grises y blancas y añadiendo los punteados y entrecruzados como si la base fuera papel de dibujo técnico. No es de sorprender que Stepanova insistiera en el tema de los músicos, bailarines y deportistas utilizando la tinta china, el lápiz y los grabados en linóleo, donde los contrastes quedan particularmente marcados.
John E. Bowlt y Nicoletta Misler
A este respecto, la orientación de Stepanova hacia la figura humana por un lado y hacia el arte utilitario por otro resulta lógica y comprensible, pues, lejos de ignorar dicha figura en su trabajo experimental de finales de la década de 1910 y principios de la de 1920, Stepanova siguió interesándose por ella. Tal vez una razón por la que investigó el medio del collage utilizando fragmentos de fotografías, recortes de periódico y anuncios con sus referencias directas a la vida real era que contribuía a volver a dar un contenido «legible» a la obra de arte y, en este sentido, se oponía a los sistemas abstractos como el suprematismo del mismo período. Las figuras de Stepanova representan su concepto del nuevo ser humano socialista -robótico, eficiente, dinámico- que también atrajo a Lissitzky, Malevich, Popova y Rodchenko. Estos autómatas, como los Jugadores de billar, representan la acción, pues todos están practicando algún tipo de deporte o una actividad musical o motorizada, aunque, a pesar de su cualidad mecánica, también ilustran estados emocionales particulares: agitación, obsesión, serenidad. Como explica el nieto de la artista: «Stepanova investigó posturas típicas del ser humano: sentado, de pie, bailando, saltando, hablando. El área que rodea las figuras constaba de los mismos elementos, aunque a mayor escala. Las figuras encarnaban una visión particular del mundo, basada en la geometría, la estructura y el orden».
Jugadores de billar es una obra inusualmente grande dentro de la serie de «Figuras», aunque el tema básico y la composición formal aparecen recurrentemente en muchas producciones gráficas y pictóricas de la época. Aunque Jugadores de billar es una obra de pintura, en cierto modo Stepanova utilizó un planteamiento propio de un ejercicio gráfico, definiendo las formas con marcada claridad, resaltando las áreas grises y blancas y añadiendo los punteados y entrecruzados como si la base fuera papel de dibujo técnico. No es de sorprender que Stepanova insistiera en el tema de los músicos, bailarines y deportistas utilizando la tinta china, el lápiz y los grabados en linóleo, donde los contrastes quedan particularmente marcados.
John E. Bowlt y Nicoletta Misler