David Teniers II se formó con su padre, un comerciante de arte y pintor de pequeños cuadros de historia, pero desde joven se apartó de los temas tratados por su progenitor, sintiéndose atraído por las escenas de género y la pintura de Adriaen Brouwer. Se unió al gremio de pintores de Amberes entre 1632 y 1633, años en los que también están fechadas sus primeras obras. En 1637 se casó con Anna Brueghel, la hija de Jan Brueghel. Durante la década de 1630 produjo pequeñas piezas religiosas encargadas por el marchante Crysostoom van Immerseel, destinadas al mercado de arte español. Sin embargo, en Amberes, sus escenas de género, muy parecidas a las de Brouwer, fueron muy solicitadas, alcanzando precios altos y convirtiéndole en uno de los pintores de más éxito del momento. En 1644 fue elegido decano del gremio de pintores de su ciudad. Durante su estancia en Amberes realizó encargos para Antoine Triest, obispo de Brujas, uno de los patronos más importantes del país, y a partir de 1647 comenzó a trabajar para el archiduque Leopoldo Guillermo, gobernador de las Provincias del Sur. En la década de 1640 Teniers comenzó a situar sus escenas de género al aire libre, presentándolas desde un punto de vista frontal e incluyendo en ellas grupos de nobles que, entretenidos, actúan de espectadores en las fiestas populares. Tras la muerte de Jan van den Hoecke en 1651, entró oficialmente al servicio del archiduque como pintor de cámara, trasladándose a Bruselas. En su nuevo cargo, asumió la responsabilidad de ampliar la magnífica colección de arte de Leopoldo Guillermo, viajando a Londres con el encargo de adquirir obras italianas, especialmente venecianas, de la colección del rey Carlos I de Inglaterra. En 1660, se publicó el Theatrum pictorium, que editó él mismo, donde reprodujo en grabados una selección de obras de la colección de su patrono. Continuó trabajando para el sucesor de Leopoldo Guillermo, don Juan de Austria, y realizó encargos de la reina Cristina de Suecia, el príncipe Guillermo II de Orange y especialmente para el rey Felipe IV de España. En las obras de su última etapa, a partir de 1660, domina el tema de las escenas pastorales.

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