La apoteosis de Hércules
La apoteosis de Hércules, así como otros temas con personajes arrebatados al cielo, fue una de las fuentes de inspiración del arte barroco para la decoración de ciclos decorativos, especialmente de techos. La muerte y posterior traslado de Hércules a los cielos, por deseo de Júpiter, es un episodio recogido en Las Metamorfosis de Ovidio, donde, según el texto, el resto de las deidades aprobaron la decisión del dios cuando el héroe estaba en la pira y aquél comentó: «[el fuego] no consumirá más que la parte que ha recibido de su madre; lo que tiene de mí es inmortal y vencerá la llama y la muerte. Cuando quede despojado de todo lo terrestre lo colocaré en el cielo, no dudando de que todos aplaudiréis una acción tan justa y razonable». Así, «Hércules al perder todo lo que de humano tenía, apareció colosal y majestuoso, arrastrándolo Júpiter hacia el cielo en un carro tirado por cuatro caballos». En la composición de Giandomenico, los caballos han sido sustituidos por centauros, bestias que tenían la cabeza y el torso de hombre y cuerpo de caballo, y que han simbolizado una naturaleza humana inferior.
Sobre un formato ovalado, Giandomenico ha colocado a la izquierda del eje vertical el carro triunfal tirado por centauros, donde está sentado Hércules, símbolo del valor y de la fuerza física, con el cuerpo cubierto con la piel del león de Nemea y mostrando la maza. Una figura le va a coronar, mientras otras tres mujeres siguen la marcha triunfal del semidiós. Entre los personajes que acompañan a Hércules hacia el celestial destino, Giandomenico ha individualizado a dioses como Mercurio, al que reconocemos por su casco alado y el caduceo, flotando a la izquierda, y el tiempo, representado en el anciano al lado del guerrero con armadura. El resto de la comitiva está constituida por una multitud de figuras con instrumentos musicales, empujando y sosteniendo la masa de nubes sobre la que cabalga el protagonista o acompañando simplemente al hijo de Júpiter. En este boceto predominan los tonos cremas y claros con los que se ha elaborado gran parte de la composición, reservándose los colores más saturados, como son los rojos y azules, para detalles como las telas.
Este boceto que lleva en la colección Thyssen-Bornemisza desde 1930, estuvo atribuido en las primeras publicaciones de la Colección a Giambattista Tiepolo. El lienzo se ha relacionado con una serie de cuatro diseños proyectados para techos de la corte de Rusia. De este trabajo, del que nos han llegado unos grabados, el que reproduce La apoteosis de Hércules lleva precisamente una inscripción que hace referencia a Giandomenico como su autor. El boceto, sin dudas, muestra el talento del hijo mayor de Giambattista, pero también refleja las enseñanzas paternas en detalles que su progenitor había desarrollado en anteriores composiciones.
Mar Borobia