Retrato de un senador
En la producción de Tintoretto el retrato ocupó un lugar destacado junto a otros temas, entre los que predominó, sobre todo, la pintura religiosa. En la década de 1540 encontramos ejemplos relevantes donde se plantean ya modelos que el artista desarrollará posteriormente. Entre estas primeras figuras se encuentra el Retrato de un hombre del Musée du Louvre, fechado hacia 1547-1548, donde el personaje aparece de más de medio cuerpo, con un giro de cabeza, que el pintor explorará a lo largo de su trayectoria artística, y con un esbozado fondo de interior que terminará por suprimirse en muchas de sus efigies. En esta línea se inserta el Retrato de un hombre, de 1547, en el Rijksmuseum Kröller Müller de Otterlo, o la cabeza de la National Gallery of Ireland de hacia 1546-1548.
Este busto está fechado en la última fase creativa del pintor, que en esos años continuaba ocupado con la decoración de la Scuola Grande di San Rocco, empresa que compatibilizó con otros encargos. Este lienzo, que procede de una colección privada italiana, perteneció a la galería afincada en Lucerna, Böhler & Steinmeyer, donde fue adquirido antes de 1930, participando en la exposición de Múnich de la Neue Pinakothek. En su catálogo se recogieron, brevemente, los comentarios hechos por Berenson y Gronau relativos a la autoría de este retrato de anciano y formulados antes de la adquisición de la pintura. A la muerte de Hans Thyssen-Bornemisza, en 1947, el óleo correspondió por herencia a su hija la condesa de Batthyány. Fue recuperado, en 1969, por el barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza para su colección con sede en Villa Favorita.
La pintura fue estudiada por Erick von der Bercken, que la fechó en la década de 1580. Paola Rossi, que la incluyó dentro del amplio repertorio de retratos del artista, la situó en una etapa tardía de la producción del pintor, comparándola estilísticamente con uno de los retratos conservados en el Kunsthistorisches Museum de Viena.
Tintoretto capta a este senador de la República de la Serenísima de busto y recorta su perfil sobre una superficie oscura. El personaje aparece con el cuerpo de tres cuartos, girando hacia el espectador la cabeza, que recibe toda la luz. El pintor ha construido el rostro de este anciano de aguda mirada, con rigor, y en su cara, que refleja la estructura ósea, transcribe detalles como la torcida y larga nariz del modelo y el gesto áspero de una boca que se oculta tras una poblada barba; pormenores todos ellos que contribuyen a crear la expresión del modelo. Las notas cálidas con las que retoca las mejillas, el final de la nariz o zonas de la frente, tienen su continuidad en el vibrante bermellón de la ropa, donde, a golpe de pincel, va dibujando los pliegues y un esquemático estampado en la estola que cae por el hombro izquierdo del caballero.
Mar Borobia