Domenico Veneziano
Posiblemente de origen veneciano, desarrolló la mayor parte de su actividad en Florencia y está considerado uno de los grandes maestros de la pintura renacentista en la primera mitad del siglo XV. Domenico Veneziano es un artista del que no se conoce prácticamente nada sobre su formación. El primer documento relacionado con su actividad profesional es una carta que escribió desde Perugia a Piero de’ Medici, fechada el 1 de abril de 1438, de la que se deduce que, ya entonces, mantenía contactos con las más influyentes familias de Florencia y Umbría.
De su primera etapa es La Virgen y el Niño entronizados (Londres, National Gallery), en la que es evidente el influjo de Masolino. Se ha insistido en la posibilidad de que ambos artistas hubieran trabajado juntos en Roma, entre 1428 y 1433, o en Milán, hacia 1433-1435. Un elemento clave en su obra es la influencia de la cultura de Donatello y de Luca della Robbia, así como de sus ideales clásicos de belleza, aunque el principio conductor no es otro que la perspectiva aplicada a la pintura y especialmente al paisaje, que tuvo un enorme impacto en Piero della Francesca. Este último está documentado como ayudante de Domenico en el ciclo de frescos —en la actualidad perdidos— del coro de San Egidio en Florencia, que fueron continua dos por Andrea del Castagno. De esta época es el tondo con La Adoración de los Magos, de la Gemäldegalerie de Berlín. El protagonismo del paisaje en la obra de Domenico Veneziano ha sido objeto de intensos estudios, en los que ha quedado sin resolver si tiene un origen flamenco por una formación en el norte de Italia o únicamente por la influencia de Donatello. De la década de los años cuarenta es su obra maestra El retablo de santa Lucía, repartido entre la Galleria degli Uffizi en Florencia, la National Gallery de Washington, la Gemäldegalerie de Berlín y el Fitzwilliam Museum de Cambridge. En esta obra destaca la cuidada representación de los escenarios, que refleja el conocimiento de la arquitectura renacentista florentina y, especialmente, el trabajo de Brunelleschi. En sus últimos años se aprecia un mayor refinamiento en sus figuras y en la armonía de los colores. Entre sus trabajos más tardíos destaca La Virgen y el Niño de la National Gallery de Washington. Murió en Florencia el 15 de mayo de 1461.