San Juan Bautista
Alvise Vivarini procede de una familia de artistas en cuyo seno inició su formación como pintor y cuyos miembros más destacados fueron su padre, Antonio, y su tío Bartolomeo. El taller de estos maestros fue uno de los más activos del área veneciana y en él se hizo frente a una elevada demanda que llevó a la contratación de colaboradores y ayudantes que trabajaron especialmente la pintura religiosa destinada a altares. A Alvise se le considera el miembro más personal e imaginativo de la saga, ya que consiguió romper los lazos artesanales que prevalecían en la producción familiar para explorar aspectos más acordes con los tiempos, vinculados al papel creador del artista. Alvise estudió la luz, el volumen, el movimiento y la expresión en sus figuras, reemplazando los aspectos más lineales del taller. Asimiló la obra de otra de las grandes familias venecianas, los Bellini, así como la producción de Antonello da Messina, cuya lección ejerció especialmente en sus retratos.
San Juan Bautista procede de la colección parisina del marqués de Magni, donde estuvo en 1902. A continuación se registró en la de Joseph Spiridon, siendo subastada, en Berlín, en 1929 junto con otras piezas de la colección. Fue adquirida, en esa última ciudad por J. Goldsmidt y finalmente ingresó en la colección Thyssen-Bornemisza, donde estaba en 1930.
La pintura estuvo atribuida a Bartolomeo Vivarini en la colección Spiridon y con esta autoría fue aceptada entre otros críticos por Berenson y Heinemann. La tabla, sin embargo, fue publicada como obra de Alvise en el catálogo de la exposición de Múnich de 1930, cuando se presentó al público la colección Rohoncz. Van Marle también la adscribió a Alvise, y en ella reconoció, además, un trabajo temprano del artista; esta línea de investigación fue seguida por Fleischmann, Pallucchini, Zeri y Steer.
San Juan Bautista fue una de las tablas de un políptico desmembrado del que formó parte el San Luis de Toulouse de la Gemäldegalerie de Berlín; asociación esta que se debe a Pallucchini, ya que fue el primero que relacionó la imagen de Berlín con la del Museo. Posteriormente, Zeri añadió al conjunto una Santa Úrsula de la colección Heinz Kisters y una María Magdalena conservada también en la Gemäldegalerie de Berlín. La estructura de este altar, cuyo centro presidiría una imagen con la Virgen y el Niño, de momento sin localizar, tal vez siguió la disposición que Alvise diseñó para su altar de Montefiorentino, en la Galleria Nazionale delle Marche, en Urbino. De las tres imágenes que se han vinculado a este conjunto desarticulado, la única obra que conserva su formato original es la de la Magdalena.
La pintura se ha fechado próxima al altar de Montefiorentino, primera obra que Alvise realizó como artista independiente. Sin embargo, Steer apuntó la posibilidad de que el políptico del que formó parte San Juan Bautista fuera un poco anterior al conjunto conservado en Urbino.
Mar Borobia