Castillo en un bosque
Jan Wijnants está documentado en varias ocasiones en su ciudad natal, en 1653 en Rotterdam y hacia 1660 en Amsterdam, donde ya residió hasta su muerte. Wijnants fue un pintor que trabajó el paisaje de dunas, para el que buscó inspiración en los alrededores de su ciudad natal. Estas composiciones se suelen articular con senderos y caminos por donde circulan viajeros, jinetes o campesinos, que con sus ganados o pertenencias recorren la senda o descansan en sus lindes. Este esquema se repite con frecuencia en su repertorio, pero con la habilidad de introducir en él elementos nuevos que imprimen a sus telas interés y novedad. Sus primeras pinturas están datadas un poco antes de 1650 y sus motivos suelen ser vistas de granjas o cobertizos de grandes proporciones, construidos en ladrillo, rodeados por la espesura del bosque. En esos años colaboró con el pintor Dirck Wijntrack, que animó sus paisajes con animales y otros motivos. A finales de esa década, el pintor varió su estilo y en él dio cabida a una serie de elementos extraídos de otros paisajistas, como Jacob van Ruisdael. En esta etapa, sus rústicas casas pasarán a segundo plano, reduciendo su tamaño y fundiéndose con los planos más alejados. También optó por colocar, en primer plano, tocones, troncos nudosos de árboles caídos o simplemente árboles secos y retorcidos, motivos que procedían de las pinturas de Ruisdael y que iluminó con una luz resplandeciente.
El tema de esta obra, como ya subrayó Gaskell, es inusual en el repertorio del pintor. Wijnants abre su vista a la izquierda con un riachuelo que nos conduce directamente hasta la sobria fachada de una espléndida casa. En la orilla derecha del arroyo se alinea, siguiendo la vía fluvial, un camino enmarcado a sus lados por filas de árboles por el que transitan personas y que nos vuelve a remitir a la construcción; esta zona contrasta vivamente con la otra ribera, que queda oculta por una tupida vegetación de árboles, matorrales y maleza. En primer término, como será característico en los años sesenta, ha colocado en el suelo, a la derecha, el tronco seco de un árbol nudoso. La composición se ha puesto en relación con el trabajo de otro pintor que colaboró con Wijnants en Amsterdam: Jan Hackaert. Concretamente se ha mencionado una pintura conservada en el Rijksmuseum de Amsterdam, Avenida de abedules, donde Hackaert representa, a la derecha, una superficie acuosa a la que rodea la curva de un camino enmarcado por abedules. Por este sendero transitan animadamente jinetes, cazadores con sus perros y viandantes. Para el lienzo del Museo Thyssen-Bornemisza se ha mencionado a Adriaen van de Velde como posible autor de las figuras que animan la imagen del paisaje.
Esta pintura fue subastada en la casa Christie’s de Londres en 1819, y según parece perteneció a Mathew Mitchell. Algo más tarde fue adquirida por Charles de Bourbon, duque de Berry, pasando por herencia a sus descendientes. A continuación se registró en las galerías de varios marchantes establecidos en Londres, París y La Haya, hasta llegar a la colección de Edward Carter en Los Ángeles. Finalmente fue adquirida para la colección Thyssen-Bornemisza, en 1977, a través de la galería Nystad de La Haya.
Mar Borobia