Interior de una Iglesia gótica
En enero de 1652 De Witte abandonó la ciudad de Delft para instalarse en Amsterdam. En esta década de los cincuenta, junto al cambio definitivo de domicilio, se produjo también un giro notable en el enfoque de su carrera que lo llevó a especializarse en pintura de arquitecturas, concretamente en interiores de iglesias. Pero esos interiores, a diferencia de los de Saenredam, no se ajustan a la realidad, ya que De Witte, para elaborar sus composiciones, tomó referencias de interiores reales, que son reconocibles en algunas de sus pinturas, con los que elaboró unos espacios imaginarios que tienen la virtud de presentarse ante el espectador con un gran verismo. El pintor manipuló estos interiores para magnificar sus proporciones, su robustez y su espaciosidad; y para conseguir esos efectos, más que en el dibujo, en el color y en los estudios lumínicos que aplicó con un carácter geométrico, se centró en el aumentó de la recesión espacial. A pesar de estos recursos, sus interiores nunca resultarán irreales o desproporcionados, y los encontramos siempre construidos con una perspectiva muy elaborada.
La tabla, fechada y firmada, perteneció al reverendo Thomas H. Langford-Sainsbury, en Beckington; después se registró en la colección escocesa de Arthur Kay. Procedente de esa colección fue subastada en Londres, pasando a continuación por varios propietarios hasta una nueva subasta en Amsterdam, donde fue adquirida por la galería Cramer de La Haya para la colección Thyssen-Bornemisza.
De Witte, en este interior, nos muestra desde la nave central parte del crucero y de la cabecera de una iglesia. Los primeros planos, sumidos en una leve penumbra, se iluminan con la fuerte luz que entra por las ventanas superiores y que se refleja selectivamente en el suelo y en los fustes de las columnas. Este espacio, tratado con sugerentes sombras, nos conduce hacia el crucero y hacia el fondo de la pintura, donde se levanta la cabecera de la iglesia, que recibe la luz de un conjunto de ventanas altas y estrechas que articulan sus muros. El artista, para crear la profundidad, se vale de una fila de arcos con sus columnas, cuya diagonal se refuerza con la línea de lámparas suspendidas con cordones desde la techumbre. Los colores que el pintor ha emplea do ayudan también a conseguir el juego espacial que logra con los blancos teñidos de amarillo por la luz del sol y los grises y pardos de los primeros planos con los que se alternan; una gama cromática que estará presente en muchas otras pinturas del artista.
La inspiración para esta imagen se encuentra, en algunos de sus elementos, como señaló Noach, en la Oude Kerk de Amsterdam. La cabecera dibujada aquí con tres ventanas, se identificó precisamente con una de las capillas del templo mencionado. La pintura fue objeto de un estudio con fotografía y reflectografía infrarroja, cuyos resultados se recogen en la obra de Gaskell, en el que se revelaron varios cambios en la composición que afectaban a la traza de la arquitectura. La figura del sepulturero que trabaja en el interior fue un motivo recurrente en la producción de De Witte.
Mar Borobia